sábado, 4 de mayo de 2019

Hacia el aniversario 60 de la Reforma Agraria cubana



Dolor, esperanza y decisión del campesino




El próximo 17 de mayo, se cumplirán 60 años de la firma de la Ley de Reforma Agraria cubana, acontecimiento que tuvo  como escenario La Plata, en la Sierra Maestra. Allí, donde mismo había establecido la Comandancia del Ejército Rebelde, Fidel  firmaba ahora la redención de nuestro campesinado.
Tengo a manos un pequeño libro de poesía titulado Raúl Ferrer Décima y Romance. Socialista. Poeta, maestro, revolucionario antes y después del triunfo del 1ro, de enero de 1959, Hasta su muerte. Pero tuvo la dicha de ver convertidos en realidad sus sueños.
En 1958, escribió Punto para el camino real. Allí denunció el drama campesino cubano.
La tierra es mi compañera/ desde mucho antes que Yara/ Ay, qué cosecha tan cara- para el que siembra y espera.   Qué batirme con la fiera/ poniendo el alma en la mano; /  primero el león hispano/ y ahora el águila sombría/ que en garras de su jauría/ puso loma, monte y llano.
Pero junto al lamento, la esperanza.
Salí del hato y la hacienda/  soy un cuje de veguero/ curado a ciclón y cuero/  y al hambre tras la molienda.  Sin tierra, pero sin venda/  de carreta ni de arado/  voy a morir enyugado/ porque los de mi destino/ van a salir al camino/ ¡a romper  ese pasado!
Habla  sobre  quienes se necesita para el tránsito esperado. Eran, realmente, los guerrilleros que ya estaban en las montañas, con Fidel al frente. En ellos confía.
Necesito para el viaje/ por este camino real/ gente que sienta mi mal/ como escollo y como ultraje.  Gente que mire al paisaje/  como su tierra perdida / gente fuerte y convencida/ de que hay que tumbar la cerca/  porque la aurora se acerca/ ¡Y hay que buscar la salida!
Pero sabe que todavía falta camino por andar para su redención.
Y si hace falta una lira /  para anunciar esta hazaña/  de  rescatar de la caña/ la noble sangre guajira.  Que no cante esa mentira/ del palmar de mi bohío/ de mi bandurria y mi río/  mi tabaco y mi café/  que eso todo lo tendré/ ¡pero todavía no es mío!
Hasta que llegó el anhelado día. Y  los campesinos cubanos fueron dueños de todo lo que le habían usurpado. Pero la lucha no había terminado. El águila seguía  empeñada en volver. Así, en 1962, con el inextinguible humor cubano, escribe.
El gallo viejo del norte/ nunca fue buen peleador/  fue siempre un abusador/  con su serrallo y su corte. Dicen que no hay quien soporte/ bajo su espuela canalla/ pero si quiere metralla/ que venga a probar el tiro/  de mi gallito guajiro/  ¡que canta alegre en la valla!
Aunque no encuentra los modos/ de picar el canistel/ quiere asustar a Fidel/ y a Fidel apuestan todos. Gritan hasta por los codos. ¡Tomamos la siguaraya! Pero si  quieren metralla/ vengan a probar el tiro/  de este gallito guajiro/ ¡qué escarba alegre en la valla!
Este mensaje, debían conocerlo muy bien las actuales águilas del imperio yanqui.

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