viernes, 31 de mayo de 2019

Día Internacional de la infancia: la tragedia infantil en el mundo



. Orlando Guevara Núñez

Cada cinco segundos, muere en el mundo un niño menor de 15 años. Cada día, dejan de existir  7 000 infantes acabados de nacer.  Estas tenebrosas cifras están avaladas por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Un lamento las acompaña:
“Millones de bebés y de niños no deberían seguir muriendo cada año por falta de acceso al agua, el saneamiento, la nutrición adecuada o los servicios básicos de salud”.  Pero la tragedia de muchos de los que no mueren es igualmente dolorosa.

Según la fuente citada,   entre  los 132 millones de niños que nacen cada año, el 25%  viene al mundo en situación de pobreza extrema.  Suman 146 millones los que sufren desnutrición; más de 250 millones de pequeños tienen que trabajar para poder subsistir, y muchos de ellos están empleados en trabajos peligrosos. Muchos son víctimas del trabajo forzado, en condiciones de esclavitud,

Pero ahí no concluyen  las desventuras para la población infantil mundial. Unos 264 millones de niños no están escolarizados.  Cada siete minutos un adolescente muere por causas violentas. Hace diez años, las cifras de violencia sexual contra menores se fijaba en unos 150 millones de niñas y 73 millones varones. La prostitución era también alarmante. El mal sigue creciendo. Súmese el flagelo de las drogas que involucra también a millones de menores de edad,
Esta es una síntesis de la gran tragedia para la niñez en el mundo. Pero si triste es el presente, peor será el futuro. Y así lo han pronosticado también los organismos especializados de la ONU.
Se asegura que si las condiciones sociales actuales se mantienen, 26 de cada niños que nazca no estarán vacunados contra ninguna enfermedad; 30 padecerán desnutrición en sus primeros cinco años de vida; 19 carecerán de agua potable; 40 vivirán en un medio sanitario inadecuado;  17 no irán nunca a la escuela; 25 de cada 100 que inicien el primer grado no llegarán al quinto.

Se presagia  que uno de cada cinco niños- de ambos sexos, entre los 5 y 14 años- tendrá que trabajar, la mitad de ellos a tiempo completo. Mientras que en los países industrializados la esperanza de los que nazcan será de 78 años, en el resto será de 63. Y un dato escalofriante ofrecido por UNICEF: “Si no se toman medidas urgentes, 56 millones de niños y niñas menores de cinco años morirán de aquí a 2030, la mitad de ellos recién nacidos”.  Y se está hablando de muertes evitables.
Agréguese a  esta infelicidad, el drama de los niños desplazados forzosos por guerras, desastres y otros fenómenos sociales o naturales – que solo en 2016 llegaron a más de 32 millones- los que sufren, en su inmensa mayoría, desamparo en la salud, la educación, en sus derechos humanos y su normal desarrollo.
Ese es el panorama sombrío del presente y el futuro de la niñez en un mundo donde predomina el sistema capitalista.
Gracias al sistema socialista, Cuba trascendió esa desventura infantil. Porque durante el capitalismo la sufrimos. Fidel Castro, en su discurso de autodefensa en el juicio por los hechos del 26 de julio de 1953 –conocido como La historia me absolverá, retrató aquella miseria humana:  (…) “El  90 por ciento de los niños del campo está devorado por parásitos que se les filtran por los pies descalzos. La sociedad se conmueve ante la noticia del secuestro o asesinato de una criatura, pero permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos, agonizando entre los estertores del dolor, y cuyos ojos inocentes, ya en ellos el brillo de la muere, parecen mirar hacia lo infinito como pidiendo perdón para el egoísmo humano y que no caiga sobre los hombres la maldición de Dios”                                                                              
Los organismos internacionales relacionados con este tema hablan sobre la necesidad de revertir esta vergüenza humana. En 1956, la ONU estableció el Día Internacional de la Infancia para, contribuir a ese empeño. Existe la Convención sobre los Derechos del Niño, rubricada en 1989 por la ONU, para proteger a la población infantil menor de 18 años. Pero no van a las raíces de los males que solo tienen un nombre: el capitalismo salvaje, la explotación a los hombres y naciones, las guerras de rapiña, las desigualdades que solo el socialismo puede borrar de la faz de la tierra.

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