.Orlando Guevara Núñez
De nuevo los santiagueros, en peregrinación desde el
Parque Céspedes hasta el cementerio de Santa Ifigenia, rindieron tributo al
héroe de la lucha clandestina, Frank País García. Cada 30 de julio es igual. Personas
de todas las edades acuden al lugar que guarda los restos de un hombre que, sin
haber cumplido los 23 años de edad, dirigía la lucha en el llano contra la
tiranía batistiana, y hace ahora 61 años
fue asesinado en esta ciudad.
La imponente marcha estuvo encabezada por una banda de
música de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Y llamó la atención de que eran todos
jóvenes. Los seguían pioneros quienes, junto a jóvenes, sostenían unas enormes
banderas – cubanas y del 26 de Julio- cubiertas de pétalos de rosas que, como
cuando el entierro de Frank, fueron lanzadas desde los balcones y azoteas al
paso del cortejo.
Un mar de pueblo. Uniformes verde olivo y estudiantiles.
Obreros de diversos sectores. Combatientes de la Revolución cubana. Jubilados.
En la marcha, un hecho poco usual entre los santiagueros: el silencio.
La muerte de Frank País, el 30 de julio de 1957, fue
señalado como Día de los Mártires de la Revolución. Y, por coincidencia
histórica, en esa misma fecha del año siguiente cayó en combate en la Sierra
Maestra René Ramos Latour (Comandante Daniel- quien había ocupado el cargo de
Frank y marchado después, a la guerrilla.
El homenaje es también a Raúl Pujol, revolucionario
asesinado junto a Frank País, quien prefirió el martirologio antes que
abandonar a su jefe.
Fue un homenaje de pueblo.
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