.Orlando
Guevara Núñez
El asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y
Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de Julio de 1953, cambió el rumbo
de la historia del pueblo cubano.
Su importancia ha trascendió la historia cubana. Y hoy se
considera como un hecho de valía universal.
Fidel y Raúl han hablado sobre este tema y han ofrecido
importantes definiciones. Entre éstas, hay unas palabras de Fidel, pronunciadas
el 26 de Julio de 1963, en la Plaza de la Revolución, en la capital cubana, con
motivo del X aniversario de la Mañana de la Santa Ana, en Santiago de Cuba.
[...] La
importancia que tiene esta fecha radica en que aquel día inició nuestro pueblo,
en escala modesta si se quiere, el camino que lo condujo a la revolución. Cruzarse
de brazos ante aquella situación habría significado la continuidad indefinida de
la camarilla militar, la continuidad indefinida en el poder de los partidos
reaccionarios de las clases explotadoras, habría significado la continuidad de la
politiquería, de la corrupción y del saqueo sistemático de nuestro país”
.”La importancia de aquella fecha consiste en que abrió
un nuevo camino al pueblo, la importancia de aquella fecha radica en que marcó
el inicio de una nueva concepción de la lucha, que en un tiempo no lejano hizo
trizas la dictadura militar y creó las condiciones para el desarrollo de la
Revolución”.
“El ataque al cuartel Moncada fue la réplica enérgica y
digna al 10 de Marzo, fue la réplica decidida a aquel gobierno instaurado a
fuerza de bayonetas, fue la respuesta que, una vez superados los primeros
reveses, una vez superadas las deficiencias, una vez superada la inexperiencia,
se desarrolló plenamente e hizo posible lo que antes parecía imposible: hizo
posible la destrucción de un ejército moderno, en contra de una serie de
teorías según las cuales el pueblo no podía luchar contra esa fuerza; hizo
posible lo que parecía imposible, pero no fue por un milagro; lo que ha tenido
lugar en Cuba no es un milagro”.(…)
“Todo lo que en Cuba se ha hecho y aún más y mejor de lo
que en Cuba se ha hecho, es posible hacerlo también en muchos otros pueblos de
América Latina”.
“Para nosotros, los cubanos, no tendría tanta trascendencia
conmemorar con júbilo, con entusiasmo, con fervor revolucionario esta fecha, si
esta fecha ante nuestros ojos no tuviera el valor de una lección útil,
utilísima, para decenas y decenas de millones de hermanos de América Latina”.
“No tendría tanta transcendencia esta fecha y lo que ella
simboliza si no entrañara un sólido aliento, una firme esperanza de que hay
remedio a los males de los explotados y hambrientos de este continente, de los
millones de trabajadores, de campesinos y de indios esquilmados en este continente,
sino entrañara una esperanza y un aliento a la posibilidad de resolver de una
vez y para siempre los trágicos males sociales de este continente, donde los
porcentajes de muerte entre la población infantil se cuenta entre los más altos
del mundo, donde el promedio de vida es bajísimo, y donde minorías oligárquicas
–en complicidad con los monopolios yanquis– saquean despiadadamente”.
“Esta fecha tiene valor no como hecho que se proyecta
hacia el pasado, sino como hecho que se proyecta hacia el porvenir".
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