.Orlando Guevara Núñez
En su afán de apoderarse de
Cuba, los gobiernos de los Estados Unidos han utilizado, en distintas épocas,
los métodos más brutales, con el más absoluto desprecio hacia nuestro pueblo.
Siempre dispuestos a la mentira y el crimen.
Fracasados varios intentos
por comprar a España la Isla
de Cuba y cumplir sus sueños de anexión, los Estados Unidos no han escatimado
esfuerzos ni medios, ni recursos para, de una u otra forma, ser los dueños de
nuestro país.
Desde 1897, el gobierno
yanqui decidió intervenir en la guerra que había sido iniciada el 24 de febrero de 1895, contienda en que el Ejército
Libertador Cubano había ya socavado el poderío militar español. Así, el 21 de
abril de 1898, declaró la guerra a España.
Un documento, firmado por el
Secretario de Guerra, J. C. Breckenridge, pone al descubierto las macabras
intenciones de la intervención
norteamericana en esa conflagración, calificada por Vladimir Lenin como la
primera guerra imperialista en la historia de la humanidad.
“Habrá que destruir todo
cuanto alcancen nuestros cañones, con el hierro y con el fuego; habrá que
extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera,
diezmen su población pacífica, y mermen su ejército; y el ejército aliado habrá
de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para que sufran
indeclinablemente, el peso de la guerra entre dos fuegos, y a ellas se
encomendarán precisamente todas las empresas peligrosas y desesperadas (…) Resumiendo, nuestra política se concreta a
apoyar siempre al más débil contra el más fuerte, hasta la completa
exterminación de ambos, para lograr anexarnos a la Perla de las Antillas”.
El 1ro. de enero de 1899 Estados Unidos instaló en Cuba su gobierno interventor. Y no salió de nuestro territorio hasta dejar instalada la Enmienda Platt, que ataba a Cuba a ese país en lo económico, lo político y en el plano militar.
Así, esa guerra terminó no con la
victoria, ya asegurada y merecida, de los patriotas cubanos. Cuba pasó de
colonia de España, a neocolonia de los Estados Unidos.
Luego, hasta 1959, los
gobiernos corrompidos y tiránicos de Cuba fueron apoyados por los Estados
Unidos y sirvieron de marionetas a ese país para consumar sus aspiraciones de
dominio sobre Cuba.
A partir del triunfo
revolucionario, revivió con mayor fuerza y odio la sucia guerra de esa potencia
imperial contra Cuba. Miles de actos de
sabotaje, creación de bandas contrarrevolucionarias armadas, financiadas,
entrenadas y dirigidas por la CIA;
intentos de asesinatos contra los dirigentes de la Revolución, 638 de
éstos contra el Comandante en Jefe Fidel Castro; instauración del criminal
bloqueo que aún se mantiene de forma recrudecida; intentos de aislar a Cuba del
resto del mundo; proclamación de leyes asesinas como la de Ajuste Cubano,
Torricelli y Helms-Burton. Agresiones arteras, como la invasión mercenaria de
Playa Girón. Amenazas genocidas, como la
de la Crisis
de Octubre en 1962. Una lucha sin pausas, durante estos casi 60 años de Revolución.
Cientos de medidas han sido
puestas en práctica para intentar el derrocamiento de la Revolución cubana. Ante
el fracaso de unas, la aparición inmediata de otras.
Un documento ya
desclasificado desde 1991 por el gobierno norteamericano, reflejó la naturaleza
criminal de la administración yanqui en relación con el pueblo cubano: “El
único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del
desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades
económicas (…) Debe utilizarse
prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba
(…) Una línea de acción que tuviera el mayor impacto es negarle dinero y suministro
a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre,
desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
En mayo de 1964, el gobierno
de los Estados Unidos decretó la anulación completa de los embarques de
alimentos, medicinas y equipos médicos desde su territorio hacia Cuba. Con eso
oficializaba una medida que hacia rato estaba puesta en práctica.
La larga lista de
monstruosidades de los gobiernos norteamericanos contra el pueblo de Cuba,
incluye proyectos asesinos, como los de volar un avión en pleno vuelo, con estudiantes
u otros grupos – desde Estados Unidos hacia un país latinoamericano- con el
objetivo de atribuir a Cuba el sabotaje.
Volar un barco, con igual propósito. Destruir embarcaciones con emigrantes
cubanos hacia ese país, para hacer creer a la opinión pública que había sido un
acto vandálico del gobierno cubano. Incluso, demostrando su desprecio a los
propio emigrantes, se propusieron hacer
atentados, en su territorio, a esas personas para lanzar campañas difamatorias
contra el gobierno revolucionario.
No menos criminal ha sido la
introducción de enfermedades como el dengue hemorrágico y la introducción de
plagas contra cultivos de importancia
como el café, el tabaco, la caña, cultivos de viandas y vegetales, así como
también la fiebre porcina.
Cuba, sin embargo, ha
resistido todos los embates de esa sucia guerra. Y continúa resistiendo las agresiones, las amenazas y
las campañas difamatorias de un gobierno que no ha renunciado a destruirnos por
cualquier vía, por criminal que sea.
Su odio visceral no ha
disminuido. Pero nuestro pueblo sigue su ruta invariable hacia más socialismo,
más revolución, más internacionalismo y más antiimperialismo. La estatura de este pueblo heroico ha crecido
ante cada acto hostil de sus enemigos. Y continuará creciendo.
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