.Orlando Guevara Núñez
Cada medida que adopta el presidente de los Estados
Unidos, Donald Trump, en política exterior, le busca nuevos oponentes dentro de
su propio país, incluso entre algunos de sus funcionarios.
Rayan con lo absurdo, las recientes medidas de
reducir a la mitad la cifra de diplomáticos norteamericanos en su embajada en
Cuba, detener el proceso de visado en esta sede hacia Estados Unidos y la
mendaz campaña de que los norteamericanos no viajen a nuestro país, por el
peligro de que sea agredida su salud en las instalaciones hoteleras cubanas.
Esta comprobado que el gobierno de los Estados
Unidos, en su política agresiva, cuando no tiene argumentos los fabrica. No
importa la ridiculez de los argumentos inventados. Su maquinaria mediática se
encargará de tratar de hacerlos creíbles.
Otros lobos hacen coro a esos aullidos, como es el
caso del farsante Marco Rubio, quien se ha forjado una leyenda de que sus padres
salieron de Cuba huyendo del comunismo, cuando en realidad emigraron mucho
antes de que triunfara la Revolución.
Los cubanos tenemos el honor de que este personaje
ni siquiera haya nacido en la tierra de Martí y de Fidel.
Está comprobado que el pueblo de los Estados Unidos,
incluyendo a los emigrados cubanos, rechaza el bloqueo a Cuba y está de acuerdo
con mejorar las relaciones entre ese gobierno y el cubano. Pero Marco Rubio se
opone, llegando incluso a pedir a Trump que expulse a todo el personal diplomático
cubano en ese país. ¿Será acaso que lo hace con la intención de buscar nuevos
enemigos a Trump y serrucharle el camino para sustituirlo en el poder? Entre
lobos no es de extrañar las mordidas.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla,
advirtió la inconveniencia de que el gobierno de los Estados Unidos adoptara
medidas precipitadas tomando como
argumento las infundadas acusaciones contra Cuba.
Cuba ha demostrado su vocación y su ética para
cuidar la salud no solo de su pueblo, sino de otros muchos pueblos del mundo. Y
hasta de sus propios enemigos. Peros los patrones éticos y morales del
presidente de los Estados Unidos y de sus cómplices son diametralmente
opuestos. Son capaces, incluso, de sacrificar a sus propios ciudadanos en aras de obtener pretexto para avasallar a
otros.
Cuba seguirá defendiendo sus derechos soberanos. Hay
que lamentar el retroceso en las relaciones entre Estados Unidos y nuestro
país. Pero hemos demostrado nuestra
capacidad no sólo de resistir las agresiones de una decena de gobiernos
yanquis, sino también de vencerlas.
Así será en esta nueva ocasión.A los aullidos feroces, seguiremos oponiendo siempre nuestros himnos de combate y de victoria.
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