Orlando Guevara Núñez
Cuba, como se conoce, no es un país de grandes recursos.
Pero los que tiene, los distribuye con la mayor justicia social posible. Por
eso puede decirse que en nuestro país no existen personas desvalidas que
requieran, para vivir decorosamente, de la caridad pública. De eso se encarga
el Estado Socialista a través de su presupuesto anual y las instituciones
relacionadas con ese tema. Pero ese beneficio no es solo para las personas más necesitadas.
Como parte del
presupuesto de gastos, en Cuba aparece uno de singular importancia para
toda la población, sin importar el poder adquisitivo de las personas. El Estado
cubano invertirá este año – es una práctica permanente- unos 3 700 millones de
dólares para subsidiar los productos de la canasta básica normada.
Con frecuencia, esos productos suben de precio en el
mercado mundial, pero la población cubana los sigue recibiendo sin alteración
de ningún tipo. Cada ciudadano del país recibe, desde que nace hasta que muere,
esa asignación que, si cierto es que no cubre la demanda familiar, representa,
en primer lugar, una seguridad y, en segundo, una ayuda económica.
Aparte de esa canasta, las personas pueden adquirir otros
productos en el mercado, a precios diferenciados. Pero todos los meses reciben
la canasta básica y, en el caso de los enfermos, dietas, también a precios
subsidiados.
Pero no es solo en la alimentación. Cada año se asignan
millones de pesos para las personas o familias que no cuentan con recursos para
reparar o construir su vivienda. Y esa ayuda va desde la rebaja del costo de
los materiales constructivos, hasta la gratuidad. Ni hipotecas, ni desahucios.
El sistema de asistencia social cubano garantiza, aún en medio de las limitaciones
económicas impuestas por el bloqueo, ese bien personal y familiar.
No hay niño que obligado
trabajar para ayudar a su familia. En la Cuba socialista, el espectáculo
de los menores de edad lustrando calzado, vendiendo periódicos, limpiando parabrisas,
mal vestidos frente a vidrieras repletas de lujosos trajes, o hambrientos ante
establecimientos llenos de alimentos, es parte de un pasado que no podrá jamás
volver.
La seguridad social en Cuba es verdaderamente segura.
Cuenta con un presupuesto de 6 000 millones de pesos .Protege a más de un millón 600 mil jubilados, así como
también las prestaciones por maternidad, que en fecha reciente han incrementado
sus beneficios. Igual sucede con la asistencia social.
Esas son nuestras verdades que no dicen los medios de
comunicación enemigos de la Revolución cubana. Conquistas del pueblo cubano,
dirigido por nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro. Son las verdades
que sostenemos, defendemos y seguiremos engrandeciendo, para bien de todo el
pueblo.
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