sábado, 18 de febrero de 2017

Los capitalistas no puede existir sin los obreros, pero los obreros sí pueden existir sin los capitalistas



. Orlando Guevara Núñez



Los capitalistas no pueden existir sin los obreros, Pero los obreros sí pueden existir sin los capitalistas. Esa verdad dicha hace mucho tiempo, gana vigencia en los tiempos presentes.
Los creadores de las riquezas son los trabajadores, Pero en el sistema capitalista esas riquezas no son de quienes las crean, sino de personas que se apropian de los bienes creados por los productores.
En el mundo de hoy, verdad también dicha hace mucho tiempo, las riquezas se concentran cada vez en menos manos, mientras que la pobreza se distribuye entre más personas.
Los ideólogos del capitalismo, dueños de los principales medios de comunicación, se esfuerzan por magnificar su sistema, presentándolo como un mundo de oportunidades para todos, entendiendo por oportunidad  la de llegar a ser capitalista. Es una carrera del hombre contra el hombre, en la cual solo puede llegarse a la meta a costa del holocausto de los demás.
En ese oprobioso sistema, incluyendo a los países desarrollados, crecen por minutos los índices de pobreza, los  hambrientos, los analfabetos, los desempleados, los enfermos sin medicinas. Ese drama se agudiza en los países pobres, cuyas riquezas están en manos de monopolios nacionales o extranjeros. Sin esas desgracias, no podría existir el capitalismo, porque ellas son su sustento.
En la Cuba socialista fue erradicado ese brutal sistema social. Ahora lo que produce el pueblo es enteramente suyo. Aquí se demuestra la verdad de que lo más importante no son las riquezas existentes en un país, sino la forma en que están distribuidas.
Cuba bloqueada, agredida, calumniada, sin muchos recursos naturales, es la prueba más evidente de que los obreros sí pueden vivir sin los capitalistas. Este país erradicó el analfabetismo y tiene el mejor índice mundial de docentes por alumnos, con la enseñanza, enteramente gratis, para todos sus ciudadanos.
Cuba tiene una tasa de mortalidad infantil mejor que la de Estados Unidos, ha erradicado enfermedades aún presentes en muchos países desarrollados, tiene una esperanza de vida entre las primeras del mundo, es la de mayor cantidad de médicos por habitantes  y el sistema de salud llega a todos los cubanos, enteramente gratis.
La Revolución cubana- sus obreros y su pueblo sin capitalistas- han hecho de este país un lugar donde ninguna persona queda desvalida ni abandonada a su suerte, donde fueron erradicados los flagelos del desempleo, de la discriminación racial, de las drogas y de la explotación del hombre por el hombre.
Haciendo una comparación entre lo logrado por Cuba y lo que sufren hoy muchos pueblos en nuestro propio Continente, se puede con facilidad llegar a la conclusión de que es el sistema capitalista y no el socialista el que ha fracasado.
Con mucha insistencia los voceros del capitalismo pregonan que las actuales limitaciones económicas de Cuba no se deben al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto hace 55  años a este país, sino a deficiencias del sistema socialista.
Hace algún tiempo escuché una afirmación del presidente ecuatoriano Rafael Correa, que desbarata magistralmente esa tergiversación: decir que los problemas económicos de Cuba no se deben al bloqueo sino a deficiencias de su sistema, es como coger a una persona, atarle al cuello un piedra, tirarla al mar y después decir que se ahogó porque no sabía nadar.
Y no se trata de negar la existencia de deficiencias, de las cuales el magisterio de Fidel y de Raúl ha sido un alerta constante y un llamado a combatirlas. Pero siempre para fortalecer el socialismo, no para debilitarlo. Por eso en Cuba no han dejado de hacerse nunca cambios y se siguen haciendo; los cambios que convienen al país, al pueblo, a la Revolución, no los que quieren imponer los enemigos.
El  capitalismo es un sistema salvaje. El socialismo es el único sistema que puede resolver los graves problemas de la humanidad. Quien quiera una demostración palpable de esa verdad, más que entrar en disquisiciones teóricas, que estudie la realidad de la Revolución cubana. Y que compare. Verá, sin dudas, las ventajas de un país con obreros sin capitalistas, a la de aquellos donde existen capitalistas y obreros, es decir, donde viven bien los capitalistas y malviven los obreros.

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