. Orlando Guevara Núñez
Cuando en 1959 la Revolución cubana llegó al poder,
encontró un país devastado por la explotación capitalista y el saqueo de los
monopolios nacionales y extranjeros. Las arcas del Estado guardaban sólo unos
70 millones de pesos, pues el resto – más de 400 millones, se los llevaron el
tirano Fulgencio Batista y sus principales cómplices. Ese dinero fue a parar a
los Estados Unidos, país que desestimó la solicitud de devolución hecha por
Cuba.
Con esos pocos recursos hubo que comenzar la
reconstrucción del país sumido en el subdesarrollo económico, con una deuda
externa de más de 700 millones de dólares y con una dependencia notable- en sus
ventas e importaciones- de los Estados Unidos. Un país plagado por el
analfabetismo, la insalubridad, la miseria y la discriminación racial y las
injusticias sociales.
A esas desventajas se sumó tempranamente el bloqueo
económico, comercial y financiero norteamericano, que todavía se mantiene
causando graves daños a la economía y a todos los sectores de la sociedad
cubana.
Pero con los pocos recursos existentes, Cuba comenzó a
edificar una sociedad nueva, el socialismo, donde el centro de todo interés es
el ser humano, su bienestar. Comenzó a cumplirse, con la dirección de Fidel, el
deseo martiano: Yo quiero que la ley primera de la República sea el culto de todos
los cubanos a la dignidad plena del hombre.
De esa gran obra construida y defendida, en esta ocasión
hablaremos solo de parte de un aspecto; el presupuesto estatal en función de
los intereses del pueblo.
La salud pública es un claro ejemplo. En el año
precedente a la Revolución, el presupuesto estatal asignaba a esa actividad
unos 20 millones de pesos al año. Hoy con una población casi duplicada, ese
presupuesto se multiplica por más de 500
veces en el país, unas 36 veces en Santiago de Cuba y, para ilustración, el
municipio de Isla de la Juventud –otrora
Isla de Pinos, supera aquel irrisorio presupuesto, parte del cual era víctima
de fraudes y desfalcos.
Hoy el 28 por ciento del presupuesto nacional está
asignado a la salud pública y la
asistencia social. No es la intención detallar datos, pero valen algunas
consideraciones.
En nuestro sistema socialista, la medicina dejó de ser
una mercancía y el enfermo dejó de ser un cliente. La asistencia médica está al
alcance de la totalidad de los cubanos y de forma gratuita. No hay un solo
rincón cubano, por intrincado que sea, sin la presencia de un médico y una
enfermera. Si el enfermo no va al médico, el médico va donde el enfermo.
Eso explica que hoy Cuba, de una tasa de mortalidad
infantil por encima de 40 en 1958, que llegaba a más de 60 en muchas regiones,
esté ahora por debajo de cinco, con mejor índice que los Estados Unidos.
Explica también que de una esperanza de vida que rondaba
los 60 años, ese índice sea ahora de 78; que unas 15 enfermedades trasmisibles
que mataban a miles de cubanos todos los años hayan sido erradicadas y otras
permanezcan con tan poca incidencia que no constituyen un problema de salud;
que todos nuestros niños estén protegidos, mediante vacunas, contra 13
enfermedades; que la atención a las madres y los niños comience antes del
alumbramiento, incluso antes de la gestación.
Todo eso pese a que de los poco más de 6 000 médicos
existentes en Cuba cuando triunfó la Revolución, emigraron más de 3 000. Pese
también al bloqueo que niega la obtención de medicamentos para salvar una vida,
diagnosticar, curar o prevenir un mal. Y pese, además, a la introducción
deliberada, por parte de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados
Unidos (CIA) de enfermedades como el dengue hemorrágico, junto a plagas en la
agricultura y enfermedades letales en la masa porcina, como parte de una
criminal guerra bacteriológica.
El Estado socialista cubano no escatima esfuerzos ni
recursos para salvar una vida. Eso explica que en muchos casos en el país se
carezca de un determinado bien suntuario o incluso necesario, porque la
prioridad es el ser humano, su derecho principal, que es a la vida.
Hoy Cuba tiene el mejor índice
mundial de médicos por habitante Y más de 60 países se benefician de ese
servicio cubano, y no precisamente en las ciudades, sino, en lo fundamental, en
lugares apartados donde otros no llegan.
Prometimos hablar del presupuesto estatal cubano, Pero el
tema es muy amplio y nos hemos ocupado solo de la salud, sin detallar la inmensa
obra forjada por los trabajadores de este sector en sus 151 hospitales, 10 782
Consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia, 110 Clínicas Estomatológicas,
451 Policlínicos,147 Hogares de Ancianos, 265 Casas de Abuelos y 30 Hogares de
Impedidos Físicos.
Sobre otros temas del presupuesto, volveremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario