.Ricardo
Martínez Masdeu ( Dirigente sindical jubilado)
En ocasión
de dedicarse la 26 Feria Internacional
del Libro, este año, al compañero Armando Hart Dávalos, he sentido la necesidad
de expresar algunos recuerdos de esta imprescindible y querida
personalidad de la segunda mitad del
siglo XX y de lo que va de este siglo.
Hart, en el
período 1970 – 1976, ocupó el cargo de Primer Secretario del Comité Provincial
del Partido Comunista de Cuba ( PCC) en Oriente, multiplicada luego en las actuales
Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma, Holguín y Las Tunas. Aunque tuve contacto
con él en la época en que fue Secretario Organizador del Comité Central del
Partido, cuando realmente tuve el
privilegio de verlo actuar y de apreciar
su trabajo en el partido y con las masas, fue cuando ocupó esa
responsabilidad partidista aquí, bajo la dirección del inolvidable Comandante de la Revolución,
Juan Almeida Bosque, en su condición de
Delegado del Buró Político en esta zona oriental.
Dada mi
responsabilidad como Primer Secretario del PCC en la Región de
Bayamo, primero, y después Secretario
General del Sindicato de Trabajadores Azucareros en la citada provincia, me
permitió tener estrechos vínculos con
él.
Para mí, Hart es uno de los líderes político más sencillo, humilde y
capaz que he conocido y que está guiado
por grandes sentimientos de amor como expresara el Che que tenía que ser un revolucionario.
En el período a que nos referimos, todo su pensamiento y acción se lo
dedicaba al trabajo organizativo e
ideológico del Partido y con las masas, principalmente con los trabajadores,
sus sindicatos y la CTC. Con los
dirigentes sindicales tenía una especial empatía, entendía el trabajo sindical
y su importancia para el Partido y la Revolución. Sabía compenetrarse con los trabajadores,
conocía su idiosincrasia y sus problemas porque
mantenía un contacto permanente con ellos y sus organizaciones sindicales. El medio donde se sentía más a
gusto era en los colectivos obreros, las asambleas, plenarias, los chequeos de
emulación socialista, participando en cientos de estas actividades.
Hart tenía una fe absoluta en la emulación, como palanca impulsora
del aumento de la producción y la
productividad y formadora de conciencia revolucionaria.
Por iniciativa suya y bajo su dirección, la CTC estableció la
emulación del Deber y el Honor, la cual contemplaba indicadores
económicos, políticos e ideológicos que de acuerdo a su
cumplimiento o sobre cumplimiento por parte de los trabajadores se le entregaba
un sello azul por lo primero y rojo por lo segundo en la evaluación mensual que
en cada centro de trabajo se realizaba; esta emulación contemplaba a los
sindicatos, municipios y regiones.
El movimiento desempeñó un
papel decisivo en la recuperación económica de la provincia después del revés
de la zafra azucarera de 1970. Los aportes e iniciativas de Hart para rescatar
la disciplina quebrantada en esos años en los centros de trabajo,
especialmente, en la agricultura, fueron decisivos; su capacidad y talento para divisar y analizar los temas de cuadros, organizativos, laborales y
salariales, que estaban presentes, le permitió a la Dirección del Partido,
apoyándose siempre en el movimiento sindical, buscar las soluciones pertinentes a cada uno de estos.
Hart le prestó una atención especial al análisis y discusión de la
tesis del XIII Congreso de la CTC, valoraba altamente lo que aquel Congreso y
sus postulados significaban para el futuro de la nación, por ello participó en
decenas de asambleas; recuerdo las
celebradas en los centrales “Urbano
Noris” y “Antonio Guiteras” con alrededor de 1 000 trabajadores en cada una de
ellas; su participación fue de inestimable valor para el éxito de ese proceso
en Oriente.
Almeida y Hart fueron un baluarte para cumplir con el
llamado de Fidel a convertir aquel revés
en victoria y hacerlo realidad en Oriente y no solo eso, si no que la provincia fue un laboratorio de iniciativas y
experiencias para lograrlo en todo el país.
Los orientales le debemos mucho
a ese eminente intelectual revolucionario.
Sirvan estas líneas como un
pequeño homenaje a un hombre que admiramos mucho y nunca ha sido olvidado.
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