lunes, 11 de julio de 2016
Santiago de Cuba, del Festival del Caribe al Carnaval
. Orlando Guevara Núñez.-
Todavía no se ha apagado el eco del Festival del Caribe. Los tambores, los bailes, las expresiones de amistad y solidaridad. Sangre caribeña circulando por una misma arteria. El final, cuando la Fiesta del Fuego dedicada a la hermana República de Ecuador y a la cultura afroecuatoriana, entregó el bastón a la pequeña Bonaire.
Pero el pueblo santiaguero ya está a las puertas de su fiesta más grande, más masiva, con verdadero sello de pueblo. El Rumbón, como muchos lo nombran, tiene la virtud de movilizar a personas de todas las edades. Porque las tradiciones de las congas, comparsas y paseos, se mantienen en todas las generaciones. Con el mismo ardor, las mismas motivaciones, la misma dedicación.
El Carnaval santiaguero es, por eso, un trascendente hecho cultural. Y los santiagueros lo asumen como tal. Desde meses atrás, uno puede observar los ensayos, los preparativos del vestuario, sin que sea un problema aglutinar disciplinadamente a tanta gente.
A partir del 22 de este mes, comieza la fiesta grande. Será, como siempre, ocasión para que los días y las noches sean la misma jornada. Del trabajo al Carnaval, del Carnaval al trabajo. Desafío al intenso calor, con la complicidad de la cerveza fría.
La Trocha -arteria remozada - el Paseo de Martí, el Reparto Sueño, La Alameda. Kioscos con variadas ofertas de comidas y bebidas. Música para todos los gustos y edades. El pueblo en la calle. Ya es el comentario del día. Pronto será el acontecimiento de todos. Es que, como la sangre, el Carnaval inunda las venas de los santiagueros, de sus mujeres, sus hombres, sus niños y jóvenes. Fiesta de pueblo, el pueblo de fiesta. El visitante que se decida a palpar esa realidad, saldrá convencido y complacido. Aunque, en honor a la verdad, esta fiesta no se hace con el objetivo de mostrarla, sino de disfrutarla…
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