domingo, 2 de marzo de 2014

Por aquí pasó Chávez… ¡y se quedó!




. Orlando Guevara Núñez

 “Tenía que caminar aunque fuera una cuadra, una calle, una esquina. Sentir de cerca las manos, los rostros, el cariño de los santiagueros”. Ese fue el sentimiento expresado por  el Comandante  bolivariano Hugo Rafael Chávez Frías aquel histórico 22 de diciembre de 2007, cuando estuvo de visita en esta ciudad… ¡y aquí se quedó viviendo!
Lo vimos y lo admiramos junto al General de Ejército Raúl Castro. Ese día, no hubo visitantes, sino encuentro entre hermanos. Todos queríamos verlo desde cerca. Y él correspondía a esa admiración de pueblo. Se sintió uno más entre nosotros.
“Cuando veníamos, desde el aire miraba la Sierra Maestra y entonces uno se imaginaba haber sido soldado de la Sierra Maestra. Yo soy un soldado guerrillero de la Sierra Maestra, del Cuartel Moncada, de ahí venimos. ¿Santiago? Santiago sigue siendo lo que ha sido: Cuna y motor de la Revolución”.
Ese sueño, tuvo un simbólico momento de realización, cuando Raúl le mostró al seguidor de Bolívar  el fusil de mira telescópica con el cual combatió el Comandante en Jefe Fidel Castro en las montañas orientales. Chávez enarboló el histórico fusil, lo situó junto al brazo de Fidel, en la foto situada al fondo del escenario,  y luego lo llevó a su hombro, imaginando ser uno de los soldados de Fidel en nuestros combates por la libertad.
Su amplia y franca sonrisa, se espontaneidad, su facilidad de comunicación, sin protocolos, su familiaridad, lo fundieron con el pueblo santiaguero.  Y  también un atributo que mucho admiramos porque ha acompañado siempre a los principales dirigentes de la Revolución cubana: la modestia ante los honores recibidos.
“Estoy muy emocionado al recibir la Réplica del Machete del Titán de Bronce Antonio Maceo. Yo soy un soldado patriota de las huestes de Antonio Maceo, de Simón Bolívar, de Miranda, de Sucre, de esos grandes titanes de oro, de bronce, de granito (…) Uno hubiese querido ser soldado raso de la Sierra Maestra, de las tropas de Fidel, de la guerrilla revolucionaria de Fidel. Y ahora  me entregan ustedes la Réplica del  Machete de Antonio Maceo”.

Su cariño por esta ciudad, la misma que queremos los santiagueros, los orientales y todos los cubanos, lo expresó Chávez con palabras sencillas como él mismo.
 “¡Llegó el día de llegar a Santiago! He conocido hoy la otra mitad del mundo (…) Lo de hoy ha sido una avalancha de pueblo, de amor del bueno, como dice una canción (…)  Estamos de nuevo en la hora de los hornos. (…) Somos una sola nación. Esta no ha sido una reunión internacional. No nos separa el Caribe, nos une”.
Por aquí pasó Chávez. Y desde ese día, la figura del Comandante venezolano quedó más repartida, más compartida.
Al momento de la partida, fue despedido un amigo, un hermano, pero el recuerdo de Chávez, quedó aquí atesorado.
En su visita al otrora Cuartel Moncada, el Comandante Chávez dejó testimonio escrito de su admiración por esta ciudad y su historia: “Moncada: cuna, viento, alma profunda y sencilla y semilla de la Revolución martiana…y de la Revolución bolivariana. Nosotros, hijos de esta estela, te saludamos y rendimos armas tremolando banderas. ¡Patria, Socialismo o Muerte! ¡Venceremos!”
Hoy las banderas que hizo tremolar Chávez aquel día, en el lugar donde el 26 de Julio de 1953 flamearon las de la Generación del Centenario, con Fidel al frente, siguen enhiestas, como preludio de las nuevas victorias de Venezuela y de Cuba, como confirmación de que en la América nuestra, Bolívar y Martí continúan la obra truncada por los holocaustos de Santa Marta y de Dos Ríos.
Desde aquel día memorable, Santiago de Cuba fue más de Chávez y Chávez fue más de Santiago de Cuba.


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