.Orlando Guevara Núñez
El 5 de marzo de 1960, durante
el sepelio del más de un centenar de víctimas del sabotaje al vapor francés La
Coubre, perpetrado el día anterior en La Habana, el Comandante en Jefe Fidel
Castro pronunció, por primera vez, la consigna de ¡Patria o Muerte! que hoy
sigue siendo grito de guerra, bandera de combate y símbolo de victoria de todo
el pueblo cubano.
La embarcación traía armas
adquiridas por el gobierno revolucionario cubano para armar al pueblo y
defender las conquistas de la Revolución y su derecho a construir su futuro. Las
manos de la CIA y del gobierno
norteamericano, que desde el triunfo de enero de 1959, fueron los responsables
de tan abominable crimen que, junto al centenar de cubanos fallecidos, sumó la
muerte de seis marinos franceses.
Ese sabotaje no fue un hecho
aislado. Fueron los tiempos de las acciones criminales contra la economía, como
los sabotajes a la industria, la quema de cañaverales, seguidos por la creación
de bandas mercenarias organizadas, entrenadas, armadas, financiadas y dirigidas
por la CIA, causantes de asesinatos a obreros, campesinos, maestros y hombres y
mujeres humildes de nuestro pueblo.
En el año siguiente, abril de
1961, se produciría la invasión mercenaria de Playa Girón. Por eso estaban interesados en que Cuba no
tuviera armas para defenderse, lo que corrobora, además, el hecho de que la
primera acción que precedió a esa invasión fue el bombardeo a los aeropuertos
de Ciudad Libertad y San Antonio de los Baños, en La Habana, y Antonio Maceo,
de Santiago de Cuba, tratando de destruir en tierra los pocos aviones de
combate de nuestras jóvenes Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Más de 1 500 mercenarios,
también organizados, entrenados y armados por el gobierno de los Estados Unidos, fueron aniquilados en menos de 72 horas. Y
precisamente, las primeras palabras que en territorio cubano escucharon esos mercenarios, fue el grito de ¡Patria o
Muerte!
Con esa consigna, nuestros
milicianos, hermanados con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio
del Interior, aniquilaron las bandas contrarrevolucionarias. Con esa consigna,
enfrentamos los días difíciles de la Crisis de Octubre de 1962, cuando bajo la
amenaza norteamericana de un exterminio
nuclear, salvamos la vida porque fuimos capaces de arriesgarla antes que
plegarnos ante los intentos de
destruirnos.
Con el ¡Patria o Muerte! en los
labios y en el corazón, en muchas ocasiones marchamos a las trincheras, nos
enfrentamos a los sabotajes, cumplimos heroicas misiones internacionalistas y
hemos vencido el criminal bloqueo que
dura ya más de medio siglo.
El 7 de junio de ese mismo año,
1960, en otro de sus discursos, el Comandante en Jefe Fidel Castro,
refiriéndose al papel de los revolucionarios cubanos en Cuba y más allá, expresó:
(…) ¡Esa trinchera se mantendrá
firme e invencible!, porque los que estamos en ella, los que tenemos el
privilegio de estar en esa trinchera, no la perderemos; los que tenemos el
privilegio de jugar este rol que Cuba está jugando en la historia de este continente,
sabremos estar a la altura de las circunstancias, con la seguridad de que
venceremos, vencerá nuestro pueblo; ¡cueste lo que cueste, vencerá nuestro
pueblo! Porque sus hijos están decididos
a defenderlo, porque sus hijos tienen el valor, el patriotismo y la unión que
en una hora como esta se necesita, porque sus hijos han dicho: ¡Patria o Muerte! Y han
dicho ¡Patria o Muerte!, porque esa es la consigna de cada cubano. Para cada uno de nosotros, individualmente, la consigna es: ¡Patria o
Muerte!, pero para el pueblo, que a la larga saldrá victorioso, la consigna es:
¡Venceremos!
Desde entonces ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!
es un escudo protector de la libertad, independencia
soberanía y la dignidad de un pueblo que no solo proclama esa consigna, sino
que es capaz de aplicarla en su cotidiano quehacer, frente a sus tareas
políticas, económicas y sociales, como frente a los enemigos de la Revolución.
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