Orlando Guevara Núñez
Así hemos leído esta afirmación martiana. En el texto original, puede observarse la forma literal de ese pronunciamiento.
“En calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella: ¡de Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño, y la tiranía descabezada a los pies!”.
Martí pronuncia estas palabras durante un discurso en honor de Simón Bolívar, el 28 de octubre de 1893, en la Sociedad Literaria Hispanoamericana, de Nueva York.
Con la participación de personas de varias nacionalidades de América, hizo Martí su emotivo discurso sobre El Libertador.: (…) “Cuanto dijéramos, y aún lo excesivo, estaría bien en nuestros labios esta noche, porque cuantos nos reunimos hoy aquí, somos hijos de su espada”.
En concisas palabras, el orador hace un retrato de la personalidad del héroe. Habla del “hombre extraordinario que vivió como entre llamas y lo era. Y de quien murió del trastorno de ver hecho pedazos el aquel astro suyo que creyó inmortal, en su error de confundir la gloria de ser útil, que sin cesar le crece, y en divina de veras, y corona que nadie arranca de las sienes, con el mero accidente del poder humano (…)
Al cierre de su discurso, Martí diría sobre Bolívar unas palabras, en su parte final también conocidas por los cubanos, donde queda retratada la dimensión del héroe y su legado para la historia: ¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!
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