.Orlando Guevara Núñez
En su deseo demencial de destruir a la Revolución cubana, los gobiernos de los Estados Unidos, desde Eisenhower hasta Biden, han utilizado los más sucios y criminales métodos. Y no ha existido intento sin fracaso.
Trataron, primero, de impedir el triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959. Pero la dictadura batistiana fue derrotada y el pueblo cubano logró su verdadera libertad e independencia. Desde entonces, las campañas de mentiras, el bloqueo hoy recrudecido; la organización y financiamiento de las bandas mercenarias, la invasión de Playa Girón, la amenaza de exterminio nuclear durante la Crisis de Octubre, en 1962.
Pero siempre el fracaso. Cada una de esas acciones, fortaleció la conciencia revolucionaria del pueblo, su disposición y capacidad para seguir construyendo y defendiendo su Revolución.
A estos hechos, los gobiernos imperialistas sumaron centenares de sabotajes, secuestros de naves aéreas y marítimas, ametrallamiento de instalaciones económicas, incendio de cañaverales. No faltó la brutal guerra biológica contra los principales renglones de la economía, como la caña, el café y el tabaco, extendida a animales y cultivos alimentarios. Sufrimos, además, la introducción del dengue hemorrágico, que costó la vida de más de un centenar de cubanos, entre ellos 101 niños.
Más de 630 intentos de asesinato contra el Comandante en Jefe Fidel Castro, quedaron en eso, con amargura para los asesinos.
La promulgación de leyes asesinas como las de Ajuste Cubano, Torricelli y Helms-Burton, son un claro ejemplo de sucias agresiones, violatorias de los más sagrados derechos de las naciones a su soberanía e independencia.
Todas las administraciones yanquis, Republicanas y Demócratas, han engendrado las agresiones cuyo vergonzoso fin ha sido el más rotundo fracaso. Ahora, llevados por la impotencia, pretenden aplicar métodos distintos, con disfraces incapaces de engañar a nuestro heroico pueblo.
Ahora, después de tratar en vano de matarnos por hambre y enfermedades o rendirnos por temor, pretenden engañar al pueblo y conducirlo al suicidio, enfrentándolo al gobierno hasta lograr la destrucción de la Revolución. En sus mentes enfermizas, no pueden admitir la realidad de que en Cuba el gobierno y el pueblo son una misma cosa.
Fracasan también en activar sus laboratorios para crear líderes reaccionarios en Cuba, para lo cual utilizan siempre la materia prima de más pésima calidad, sin el menor átomo de patriotismo y diseñados para el más servil anexionismo que en la patria de Martí y Fidel no tendrá nunca ni presente ni futuro.
Ahora, tratando de burlar la Constitución cubana, han anunciado una marcha para el 15 de noviembre, con el fin de lograr, con falsas caretas pacíficas, lo que no han podido con las armas, con el bloqueo, las amenazas,las mentiras y el intento de aislamiento durante 63 años.
La Revolución, como han anunciado las autoridades, sabrá enfrentar con serenidad, pero con firmeza, esa nueva provocación, cuyo guión está diseñado en Estados Unidos. Y lo hará con la seguridad de que, como siempre, a Cuba le pertenecerán la dignidad y la victoria, quedando para el gobierno yanqui y sus mercenarios, el descrédito y la derrota.
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