.Orlando Guevara Núñez
Este 4 de mayo, a las 12:20 p.m. en mi edificio y el situado al frente –del G-1 al G-4- en el Distrito José Martí- sucedió
un hecho emotivo. Los vecinos, aunque con sus nasobucos y guardando la
prudencial distancia, se concentraron en
el parquecito del frente. Y tributaron una ovación a la llegada de una
persona aquí residente.
¿La recién llegada?
Raiza Delisle Labrada, una
doctora, nacida aquí, y que llevaba 14 días en un centro dedicado a la lucha contra la Covit-19.
Ella no esperaba ese recibimiento ni las muestras de
reconocimiento y gratitud de sus vecinos. No veía nada extraordinario en su
tarea cumplida. Y cuando alguien le pidió que expresara algunas palabras,
simplemente dijo sentir mucha emoción por ese gesto. Y mucha nostalgia por la
ausencia.
Las manos no le alcanzaron para las flores recibidas. Y
los sentimientos desbordaron su corazón. Tiempos atrás, Venezuela y Brasil
conocieron su trabajo. Ahora la misión
es en su propia tierra.
Los abrazos y besos, por ahora, fueron virtuales. Esta
noche, a las 9:00, Raiza volverá a
escuchar aplausos. Y será parte de ellos…
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