. Orlando Guevara Núñez
A quienes alaban a los Estados Unidos como una “gran
nación”, como símbolo de prosperidad y defensora de la democracia y los
derechos humanos, vale ponerles en la mente las siguientes interrogantes:
¿Puede Estados Unidos gozar de esos atributos, siendo un
país que ha provocado – y provoca-
millones de muertos, heridos y desplazados en otras naciones con el solo
propósito de despojarlos de sus recursos naturales? Recordar tan solo algunos
nombres: Corea, Viet Nam, Afganistán, Libia, Irak, Siria...
¿Es próspero un país en el cual, junto a los millonarios
viven más de 41 millones de pobres, unos tres millones de niños tienen como
lecho el suelo y como techo el cielo. Un país donde 16 millones son analfabetos
y se considera que unos 40 millones apenas alcanzan a descifrar la lectura de
las paradas de ómnibus?
¿Dónde está la tranquilidad del país mayor consumidor de
drogas en el mundo y el de mayor población penal del universo?
¿Cuál grandeza hay en un país donde más de 40 millones de
sus habitantes no tiene acceso al seguro médico y su tasa de mortalidad
infantil es menos efectiva que la de
Cuba, país que, pese a estar bloqueado durante más de 60 años tiene esa tasa en
4?
¿ Cuál democracia, donde el pueblo, desde 1857, está
obligado a optar entre dos partidos políticos, cuyas dirigencias están
integradas por millonarios que cada vez son más millonarios mientras que
millones de ciudadanos son cada vez más pobres?
¿Estados Unidos campeón de los derechos humanos? Siendo
el país más responsable de que en el mundo existan cada día más humanos sin
derechos.
¿Cuál grandeza la de un país que basa su poderío
económico en el saqueo de los recursos de otros países?
¿Cuál grandeza la de una nación que vive violando los más
elementales derechos de las naciones a su soberanía e independencia, que no
cesa de agredir, amenazar, sancionar, y lanzar las más burdas mentiras para
justificar su sucia política de hegemonía?
Un país que crea leyes con la idiotez de que los demás países se
subordinen a ellas. Bien los saben Cuba,
Venezuela y Nicaragua, por solo citar tres ejemplos.
Los actuales dirigentes del gobierno de los Estados
Unidos, no se cansan incluso de fabricar falsos enemigos para justificar el
incremento de los gastos de guerra, engañando a su propio pueblo y pretendiendo
engañar al mundo.
Lamentablemente para esta pandilla de aventureros y para
quienes creen en ellos, los últimos acontecimientos están demostrando que la
fortaleza de esa nación ya no es capaz de doblegar a las naciones dignas que no
son ya su rebaño, y se le enfrentan, y resisten, son capaces de vencer.
Todos esos males, esos vicios y esa descomposición –
junto a otras muchas manchas, son los que Estados Unidos quieren trasladar a
otros países, para transformarlos a su imagen y semejanza. Estados Unidos, es
realmente, la vergüenza del mundo.En cuanto a Cuba, no nos cansaremos de decir
estas y otras muchas verdades sobre el imperio más agresor que conoce la
historia de la humanidad. Aquí estamos y estaremos.
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