.Orlando Guevara Núñez
¡Venimos
a ver qué cara tienen los valientes! Así le dijo la joven Vilma Espín al soldado
que custodiaba la poste de entrada al Cuartel Moncada, el siguiente día del
ataque del 26 de julio de 1953. Todavía no sabía bien lo ocurrido, pero se
había percatado de que allí se estaba asesinando a jóvenes cubanos.
Ante la reacción del uniformado, comprendió que
debía alejarse de allí de forma inmediata. Conociendo luego que Renato Guitart
se encontraba entre los asaltantes asesinado, fueron a su casa. A partir de
entonces las ideas rebeldes de Vilma tuvieron un nuevo cauce.
Y la convicción de sus ideas se afianzaron cuando a
sus manos llegó La historia me absolverá, documento donde Fidel, ante el
tribunal que los juzgó, hizo una contundente denuncia a los crímenes de la
tiranía, a los males que padecía la nación y expuso un programa de lucha como
única vía de alcanzar los anhelos libertarios del pueblo cubano.
Así lo expresaría la heroína: “Hay que destacar
después del Moncada, lo importante que fue para nosotros el impacto tremendo
que causó La historia me absolverá. Fue
algo que nos dio la garantía de una cosa nueva. Recuerdo que estaba en el
laboratorio cuando me dieron un ejemplar y lo leí ahí mismo, de un tirón. Estábamos
todos fascinados, se hablaba un lenguaje nuevo en el que se clarificaba un
programa alrededor del cual podíamos todos aglutinarnos para luchar, y que era
un programa avanzado y atractivo para la juventud. Fidel aún estaba en Isla de
Pinos, pero nos identificábamos completamente con él y con sus objetivos”.
Luego vendría su actividad junto al joven Frank
País. Su integración junto al joven líder en el Movimiento Revolucionario 26 de
Julio y su labor en la clandestinidad en Santiago de Cuba, fueron también
momentos de grandeza de Vilma. Hasta llagar a otra etapa: El alzamiento armado
de la ciudad de Santiago de Cuba, en el cual tuvo un protagonismo de
trascendencia. Su rebeldía seguía encontrando cauces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario