viernes, 21 de julio de 2017

Razones para un Moncada: El problema de la industrialización




 .Orlando Guevara Núñez


 La industrialización del país, en precario grado de desarrollo en 1953, fue otro de los problemas fundamentales planteados por el jefe del asalto al Cuartel Moncada, Fidel Castro, durante el juicio que lo condenó a 15 años de prisión. En su alegato, el joven revolucionario afirmó:
“Salvo unas cuantas industrias alimenticias, madereras y textiles, Cuba sigue siendo una factoría productora de materia prima. Se exporta azúcar para importar caramelos, se exportan cueros para importar zapatos, se exporta hierro para importar arados…Todo el mundo está de acuerdo en que la necesidad de industrializar el país es urgente, que hacen falta industrias metalúrgicas, industrias de papel, industrias químicas, que hay que mejorar las crías, los cultivos, la técnica y elaboración de nuestras industrias alimenticias para que puedan resistir la competencia ruinosa que hacen las industrias europeas de queso, leche condensada, licores y aceites y las de conservas norteamericanas, que necesitamos barcos mercantes, que el turismo podría ser una enorme fuente de riquezas; pero los poseedores del capital exigen que los obreros pasen bajo las horcas caudinas, el Estado se cruza de brazos y la industrialización espera por las calendas griegas”.
En la Cuba de entonces, más del 94% de los establecimientos industriales tenían menos de cien empleados, mientras que más del 50% de los trabajadores de esa rama pertenecían al sector azucarero. Las industrias productoras de materias primas y recursos básicos, representaban sólo el 0,1% de las inversiones al margen de la industria azucarera, la que, en su mayoría, estaba en manos de monopolios extranjeros.
Cuba, sin vacilación,  nacionalizó las principales industrias, al tiempo que  inició, desde el triunfo revolucionario, la construcción de importantes industrias en las más diversas ramas. Las ramas  básica, ligera, alimenticia y otras, recibieron fuertes inversiones. En unos casos, con instalaciones nuevas y en otros mediante ampliaciones de instalaciones y modernización tecnológica de las existentes.
La generación eléctrica, la industria del níquel, la rama química; las exploraciones, extracción y refinación de petróleo, las ramas del calzado y textil, la producción industrial alimentaria, la industria sideromecánica, la fabricación de equipos e implementos agrícolas y la industria turística, alcanzaron desde los primeros años un notable impulso. También fue modernizado el proceso industrial azucarero e introducida la mecanización del corte y alza de la caña, liberando a cientos de miles de trabajadores de tan rudo trabajo.
Todo el sector industrial cubano fue blanco de las agresiones norteamericanas desde los primeros años de la Revolución. El bloqueo obstaculizó la obtención de materias primas y piezas de repuesto para una tecnología en su mayoría foránea.
Los ingenieros, técnicos y obreros, tuvieron que hacer múltiples innovaciones, adaptaciones y  fabricar piezas para mantener funcionando muchas de nuestras industrias, afectadas también por la escasez de combustibles. Fue necesario un cambio casi total de la tecnología.
La economía cubana, a partir del bloqueo norteamericano que comenzó desde el mismo año del triunfo revolucionario, sufrió un duro golpe. Cuba quedó sin tener a quien comprarle ni a quien venderle, hecho que se repitió tres décadas después, cuando la desaparición de la Unión Soviética y del Campo Socialista.  No haber sucumbido ante tales situaciones, es un mérito indiscutible de la Revolución cubana, de sus dirigentes y de su pueblo.
Nuestra industrialización, por esos motivos,  no sólo se ha afectado en las industrias existentes, sino también se ha retardado en su desarrollo.
La obra realizada, es grande, no se ha detenido y prosigue su avance.
Los sueños moncadistas continúan ganando fuerza de realidad en la obra conquistada y defendida durante más de medio siglo. Y pese a las limitaciones económicas derivadas de la pobreza heredada y del bloqueo que ha costado al país  miles de  millones de dólares y ha retardado nuestro desarrollo en más de 15 años, contamos con otra riqueza imposible de medir en cifras, definida por el Comandante en Jefe Fidel Castro en su Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado en diciembre de 1975:
“El socialismo no solo significa enriquecimiento material, sino también la oportunidad de crear una extraordinaria riqueza cultural y espiritual en el pueblo y forjar un hombre con profundos sentimientos de solidaridad humana, ajeno a los egoísmos y mezquindades que envilecen y agobian a los individuos en el capitalismo”.
Ese hombre, una de las obras más hermosas creadas por la Revolución cubana, es también una de las razones que justifican el combate heroico del Moncada, el 26 de julio de 1953, cuando 61 jóvenes revolucionarios – 55 de ellos vilmente asesinados – ofrendaron su vida, como expresara también Fidel durante su  alegato  ante el Tribunal, para que nuestro José Martí siguiera viviendo en el alma de la Patria.

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