.Orlando Guevara Núñez
No era posible imaginar que un joven
santiaguero, entonces con apenas 18 años de edad, ajeno a los hechos del 26 de
julio de 1953, se convertiría luego en la figura cimera de la lucha clandestina
en toda Cuba, del Movimiento inspirador de aquella acción. Y mucho menos
vislumbrar que la muerte de aquel joven, antes de cumplir los 23 años de
existencia, marcaría el día de homenaje a todos los mártires
cubanos, caídos a partir de los combates de la Mañana de la Santa Ana.
Frank País hizo suyo el dolor por los crímenes
contra los asaltantes del Moncada y el Carlos Manuel de Céspedes; su artículo
denuncia ¡Criminales! fue mezcla de indignación, patriotismo,
valentía y compromiso. En la lucha estudiantil se forjó carácter de
líder. Sus cualidades de rebelde y de organizador tuvieron efectiva
convergencia. Igual que su fe religiosa y su patriotismo.
Sus proyecciones revolucionarias y políticas, lo
condujeron a materializar una acariciada aspiración: crear una organización
propia. Su ascenso fue vertiginoso. Decisión Guiteras, Acción
Revolucionaria Oriental (ARO), Acción Nacional Revolucionaria (ANR).
Hasta llegar un momento que retrata, en toda
su dimensión, la talla revolucionaria de Frank País, su ingreso al Movimiento
Revolucionario 26 de Julio, poniendo a disposición de Fidel Castro su
organización, sus hombres, sus escasas armas y su propia persona. Un
despegue hacia el combate soñado, hacia la gloria y la historia.
En 1955 se crea en Santiago de Cuba la Dirección
Provincial del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Frank País García quedaba
como Jefe de Acción y Sabotaje.
Luego vendrían, en agosto y octubre, las visitas a
México para sus históricos encuentros con Fidel. donde quedaron
decididas las acciones en Santiago de Cuba para el apoyo a la futura
expedición del Granma.
La estructuración del Movimiento 26 de Julio en la
provincia y en la base, centró la actividad de Frank en esos días cruciales de
la lucha. Prioridad al movimiento obrero, a la resistencia cívica, a la
propaganda. Fundó el Boletín Informativo como órgano del 26 de Julio,
que luego pasó a Ultimas Noticias, hasta constituirse en el
periódico Sierra Maestra clandestino.
La acción de Santiago de Cuba fue el primer combate
armado de la juventud cubana después del 26 de julio de 1953. Ese día la
nacieron a la Patria dos símbolos imperecederos, el uniforme verde olivo
y el brazalete rojinegro del 26 de Julio. Y otro que crece con el decurso del
tiempo: el de Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada.
Santiago de Cuba tuvo, en este épico día, la oportunidad
de apoyar la acción y de proteger luego a los combatientes. Los crímenes del
Moncada no pudieron repetirse. Fue una jornada de combate y de solidaridad.
Después del combate heroico, los días de la
reorganización del Movimiento, el apoyo a la lucha con hombres, armas y abastecimientos
a los guerrilleros en la Sierra Maestra. Fidel en las montañas y Frank en
Santiago de Cuba, convertían a la indómita provincia oriental en el bastión
principal contra la tiranía batistiana.
La talla de Frank se agiganta en el rigor de la clandestinidad.
“Surge en el Movimiento 26 de Julio un nuevo concepto, una nueva idea, que
recoge las frustraciones cubanas desde 1902 hasta la fecha y trata de
aprovechar las experiencias históricas para unirlas a las necesidades
económicas, políticas y sociales de nuestra patria y darles las verdaderas
soluciones”.
El revolucionario verdadero está guiado por
grandes sentimientos de amor. Tal definición fue hecha
por el Che, quien agregó que es imposible pensar en un revolucionario auténtico
sin esa cualidad. Y fue esa otra de las extraordinarias cualidades de Frank
País.
El amor profundo hacia la madre y sus hermanos, a
sus compañeros de lucha, a la Patria. La muerte de su hermano Josué,
exactamente un mes antes que él, lacera en lo más profundo sus sentimientos.
Dolor convertido en lacerante poema.
Su agonía se multiplica ante la pérdida de cada
compañero. “Y se les ve caer uno a uno. Y se siente morir en cada
caída y aprende a quererse más al que queda. Y se le ve caer
también. Y al otro y al otro…” “A veces pienso si sería mejor
morir y ser eternamente joven y cesar el sufrir y no vivir sintiendo la muerte
de cada hermano que cae (…)”
Así era Frank País.
El Callejón del Muro
vio morir a un hombre, pero también nacer un símbolo con
fuerza de pueblo. Allí las arterias de Santiago de Cuba vertieron un
torrente de sangre bravía. Sangre acribillada, presagio de alborada, heraldo
de libertad.
Ese día, Santiago de Cuba
vibró de indignación, cubrió decenas de cuadras hasta el cementerio de Santa
Ifigenia, acompañando el féretro de Frank. Colmó ventanas y balcones desde
donde llovían pétalos de flores rojas y blancas: enarboló banderas del 26 de
Julio, cantó el Himno Nacional. Las mujeres no tenían espacio para el llanto,
porque sus gargantas estaban desbordadas con los gritos de ¡Abajo la tiranía!,
¡Viva Fidel!. ¡Viva la Revolución!. Los comercios cerraron, una huelga
espontánea se extendió como llama. El dolor se transformó en fuerza capaz de
hacer que los esbirros de la tiranía, amedrentados, se refugiaran en sus
guaridas.
Otro 30 de
julio. Tributo también sentido y grande. Los nombres de Frank y de
Raúl Pujol, continúan creciendo como símbolos de valentía, rebeldía
y fidelidad. Símbolos de la Revolución cubana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario