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Orlando Guevara Núñez
Un
recuento sobre la vida y la obra de Fidel Castro, lo señala como un eterno
rebelde contra las injusticias y por la dignidad de las personas. Por eso fue
al Moncada, sufrió presidio, marchó al exilio en México, vino en la expedición
del Granma, subió a la Sierra Maestra, desarrolló la lucha guerrillera y
condujo la insurrección hasta el triunfo revolucionario del 1ro. de enero de
1959.
Por
ese ideal de justicia y redención, aplicó, desde los primeros momentos de la
victoria, las leyes revolucionarias que liberaron a los cubanos de la
explotación capitalista, proclamó el carácter socialista de la Revolución y
puso en manos del pueblo las armas para defender esas conquistas.
Asistencia
médica gratuita para todos. Educación gratuita para todos. Acceso a la cultura,
el deporte y la recreación para todos. Abolición de la discriminación racial o
por otras causas. Fidel materializó el
sueño martiano “Yo quiero que la Ley
primera de la Repùblica sea el culto de todos los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
Fidel
nos enseñó el precio de la libertad, la forma de ganarla, de defenderla y
hacerla cada día más solida.
Pero
hay una obra que considero la más grandiosa de Fidel: la forja del pueblo
cubano. Un pueblo patriótico, revolucionario, socialista, internacionalista y
antimperialista.
Un
pueblo capaz de resistir durante más de medio siglo el criminal bloqueo
económico, comercial y financiero de once gobiernos norteamericanos. Y no solo
resistir, sino, además, vencer.
Un
pueblo capaz de marchar hacia otras tierras del mundo para ganar y consolidar
su independencia. Capaz de derramar su sangre en aras de ese ideal. Capaz de ir
a los lugares más preteridos de muchos pueblos hermanos a salvar vidas, curar o
aliviar males, o incluso evitarlos. Capaz de luchar contra la ignorancia. Un
pueblo acostumbrado no a dar lo que le sobra, sino a compartir lo que tiene, a
veces lo poco que tiene.
Ese
es el pueblo que en Playa Girón venció en menos de 72 horas la invasión
organizada, armada, financiada y dirigida por la Agencia Central de
Inteligencia y el propio gobierno de los Estados Unidos. El pueblo que durante
la Crisis de Octubre de 1962 estuvo al borde de un exterminio nuclear y
preservó su vida porque fue capaz de arriesgarla y estar dispuesto a morir de
pie antes que vivir de rodillas.
Este
pueblo, es, por eso, la obra más grandiosa de Fidel. Dispuesto siempre a seguir
siendo lo que somos y a no regresar jamás a lo que fuimos. Un pueblo martiano,
socialista y eternamente fidelista. Dentro de menos de cuatro horas, Fidel
cumplirá noventa años. Cuba está de fiesta. Es el cumpleaños de su fundador, de
su guía, de único, querido y eterno Comandante en Jefe. Y esa obra de Fidel
seguirá creciendo.
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