.Orlando
Guevara Núñez
Juan
Almeida Bosque fue un ardiente admirador
de Santiago de Cuba. Más que admirarla,
la amó. Con breves y sentidas palabras, exteriorizó ese sentimiento en varias ocasiones.
Durante
una entrevista con este autor, en
ocasión del aniversario 40 del Moncada, expresaría:
“Aunque
no nací en Santiago, es una tierra querida donde estuve dispuesto a dar la
vida. Por los santiagueros y los orientales siento, además de cariño, respeto y
admiración; y no es solo por las páginas que en la historia les corresponden
desde 1953 hasta los días de hoy, también porque Oriente ha sido cuna de héroes
y escenario de heroísmo y dignidad patria, como ahora lo es todo nuestro pueblo”.
En
su libro ¡Atención! ¡Recuento!
–página 13- recordando su paso, como
prisionero después del asalto al Moncada por el Paseo de Martí, Almeida apunta:”
Por aquí, por esta misma avenida, según nos contaron, fueron llevados al
cementerio Santa Ifigenia los restos de nuestros compañeros torturados y
asesinados por los soldados de la tiranía, manchando con la sangre de tanto
crimen aquel amanecer y los días que siguieron. Nos dijeron que sacaron la caravana mortuoria con varios cientos de
soldados armados y equipados fuertemente; y la policía motorizada ordenaba a la
gente despejar las calles y cerrar las puertas y ventanas de las casas”.
llevaban apiladas las cajas de madera con los restos
de nuestros compañeros. Eran cajas rústicas, endebles, mal hechas, y el peso de
las de arriba rompió muchas de las de abajo, por lo que aquí asomaba una
cabeza, allá una pierna, en otra colgaba una mano. El espectáculo era terrible.
Los bárbaros oficiales, clases, soldados y policías, sepultaron los cadáveres
en un sitio casi oculto del cementerio”.
“Empezaba
el temor, el horror, y nacía el valor del pueblo contra la tiranía. Pronto
aparecieron flores sobre la tumba donde habían sido enterrados los jóvenes
combatientes, y en las paredes y muros letreros de “¡Asesinos! ¡Abajo la
tiranía! ¡Que se vayan los que nos quitaron la libertad!” Aquí en esta ciudad
eso fue un desafío al régimen ante tanta brutalidad, dolor y pena”.
“Esto
crece- nos decían los que nos visitaban”.
En
otra de sus obras literarias La aurora de los héroes- página 32,
refiriéndose a los hechos del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba,
señala Almeida:
“Fue
admirable la posición vertical y el valor heroico de aquellos jóvenes frente al
ejército, para desafiar a un mayor número de hombres, armas y medios, y lo
hacían vestidos de verde olivo, con brazalete rojo y negro, identificándose así
como el Ejército del Pueblo”.
“Los
ojos curiosos de la gente vieron los movimientos de los jóvenes enfrentados a
los soldados de la tiranía, tiros contra tiros. El pueblo, como lo hizo el 26
de Julio cuando los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de
Céspedes, protegió y escondió a sus hijos, en peligro de muerte, poniéndolos a
salvo”.
“No
faltó la inspiración, el valor y el entusiasmo de la mujer en estas acciones,
entre ellas Yeyé, María Antonia, Gloria Cuadras, Vilma, Asela y otras más que
ponían su quehacer y amor a la causa revolucionaria”.
“Cayeron
abatidos por la tiranía tres luchadores, valientes, cumplidores del deber, que
desde los primeros momentos abrazaron la causa sagrada de la patria y el
sacrificio por el pueblo. Se destacó
Casto Amador, el joven santiaguero que por estos hechos guardó prisión en el
Reclusorio de Isla de Pinos hasta el triunfo revolucionario”.
Entre
sus múltiples canciones, no faltó un lugar, ni una inspiración, para Santiago
de Cuba:
A Santiago:
Mi
Santiago,
tu
Santiago,
nuestro
Santiago,
un
pedacito de Cuba es.
Las
estrellas más brillantes en sus noches,
y
de día más caliente sale el sol.
Sus
mujeres son palmeras que se mueven
al
conjuro de la brisa tropical.
Si
te miran unos ojos, ten cuidado,
porque
besan al mirar.
Si
me dicen que estás triste,
no
te creo.
Cuando
quieras tu tristezas disipar,
ven
conmigo a Santiago,
a
mi Santiago,
nuestro
Santiago,
en
festival.
Un
testimonio de José Camejo Acosta, combatiente y dirigente del Partido en esta
provincia, quien durante muchos años trabajó
muy ligado a Almeida, refleja una
afirmación del Comandante de la
Revolución, en la cual queda plasmada su devoción por Santiago de Cuba: “Yo
soy como los santiagueros, que dan vueltas y vueltas y regresan a su Santiago”.
Juan Almeida Bosque. Combatiente del Moncada,
expedicionario del Granma, Comandante del Ejército Rebelde y Jefe del Tercer
Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monroy. Comandante de la Revolución. Fallecido el
11 de septiembre de 2009.
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