viernes, 1 de noviembre de 2019

Tengo ante los ojos “La protesta de Baraguá”, que es de lo más glorioso de nuestra historia




 .Orlando Guevara Núñez

Es bien conocida esta afirmación de José Martí relacionada con ese hecho que mantuvo viva la llama de la Revolución –el 15 de marzo de 1878 - luego del vergonzoso Pacto del Zanjón. Está insertada en una carta por él dirigida  precisamente al protagonista principal de aquella hombrada: el Titán de Bronce, Mayor General  Antonio Maceo Grajales.
La misiva fue fechada en Nueva York, el 25 de mayo de 1893.  
Están precedidas esas palabras por otras de afecto y de confianza hacia Maceo: “Ya sé que Vd. me conoce el alma bien, y que solo espera de ella lealtad y cariño. Con igual tesón vigilo por nuestra  Patria, donde no hay problema que no se pueda resolver con honor y justicia y por la gloria de los que la han creado con sus servicios”. Y termina el párrafo: “Vd. sabrá algún día para lo que vive este amigo de Vd.”
 En la breve comunicación, hace espacio para mencionar a dos mujeres importantes en la vida del héroe: María Cabrales, la esposa, y Mariana Grajales, la madre.
A María la califica como” la más prudente y celosa guardiana que pudo dar a Vd. su buena fortuna”. Y sobre Mariana: “Ahora volveré a ver a una de las mujeres que más han movido mi corazón: la madre de Vd.”.
Está Martí rumbo a una visita a Maceo. Le pide que lo espere con los brazos abiertos.  Y le dice saber que lo único que pudiera faltarle –a Maceo- era la  ocasión renovada de mostrarse grande.

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