miércoles, 24 de octubre de 2018

La estupidez yanqui contra Cuba no tiene límites




.Orlando Guevara Núñez

Cada vez que se acerca una votación en la ONU sobre la necesidad de eliminar el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos a Cuba, el gobierno de ese país no tiene otra salida que comenzar a inventar mentiras que ni él mismo se las cree.
Así está sucediendo ahora. Uno de esos episodios fue la farsa montada en la propia sede de las Naciones Unidas, organismo al que el gobierno imperial solo le conoce  utilidad cuando trata de utilizarlo en contra de otros pueblos.
Lo que no ha podido lograr con el bloqueo, con amenazas y agresiones, trata de lograrlo mintiendo, engañando a la opinión pública, incluyendo a la de su país. Y tiene el cinismo de hablar sobre derechos humanos el gobierno responsable de que en el mundo existan cientos de millones de humanos sin derechos.
Y hablar de democracia el gobierno más antidemocrático que existe en el universo, no solo porque la viola en su propio país, sino porque ayuda a avasallarla y pisotearla en muchos países, violando los más elementales principios del derecho internacional y la autodeterminación de los pueblos.
Lamentablemente, en Estados Unidos, la opinión pública contra la política agresora de su país no se hace sentir cuando los muertos, los heridos y las destrucciones la ponen otros pueblos. ¿Habrá que esperar, como cuando Vietnam, que lleguen a territorio estadounidense miles de cadáveres, para que ese gobierno sienta la presión interna?
Es de lamentar, además, que en ese país poderoso, su “democracia” permita elegir a gobernantes tan irresponsables como su actual presidente y la camarilla que lo acompaña. Esos son, en realidad, los únicos que pueden poner en peligro la seguridad de esa nación, por su política guerreristas capaz de crear un conflicto del cual no sobrevivirían ni los agredidos ni los agresores.
Así lo demuestran los hechos relacionados con la península coreana, la ruptura del tratado con Irán, la guerra comercial con China y más reciente en el caso de un tratado militar con Rusia. Están jugando a una guerra que pondría en peligro en la existencia de la propia especie humana.
El problema esencial radica en que los multimillonarios, como Trump, siempre harán todo lo posible por acumular más millones en sus bolsillos, a costa del despojo y la explotación de millones de personas, aunque para ello tengan que agredirlos y asesinarlos cuando el chantaje y la presión no surjan efecto.
Afortunadamente, estos no son los tiempos de Hiroshima y Nagasaki. Y la impunidad tiene sus límites. En cuanto a Cuba, hemos resistido seis décadas sin rendirnos. Y el calendario no conocerá nunca ni la rendición, ni la derrota. Aunque la estupidez yanqui siga sin tener límites.  

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