.Orlando
Guevara Núñez
Durante
la madrugada del 13 de marzo de 1961, la Refinería de Santiago de Cuba fue
ametrallada por una lancha procedente de
la Base Naval de Guantánamo, territorio cubano usurpado por Estados
Unidos, que penetró en la bahía con la misión de destruir de destruir esta
instalación, antigua propiedad yanqui y, para esa fecha, nacionalizada por la
Revolución.
En
esa acción terrorista perdió la vida el marinero cubano René Rodríguez Hernández,
joven que había sido combatiente rebelde en el Segundo Frente Oriental Frank
País, dirigido por el entonces Comandante Raúl Castro Ruz.
La
nave pirata ametralló también áreas de las zonas de El Morro y La Socapa, donde
un miliciano fue herido.
El
ataque criminal causó daños, además de a la torre atmosférica de 107 pies de
altura –donde se destila el petróleo- en tanques agujereados y se calcularon en
más de 75 000 pesos los daños.
El
sepelio del joven René Rodríguez Hernández, constituyó una sentida
manifestación de duelo del pueblo santiaguero. En el velorio, la madre, Gloria
Hernández, en medio de su dolor, expresó un deseo, más de justicia que de
venganza: “Fidel debe acabar con todos los cobardes que nos agraden y llenan de
luto a nuestros hogares”. Y el entonces capitán Juan Escalona reafirmaría, al
despedir el duelo, un mandato con vigencia para todos los revolucionarios:
¡Limpiemos el suelo de la Patria, de los gusanos quintacolumnistas pagados por
el oro del imperio!
Han
pasado 57 años de aquel sabotaje que costó una vida cubana y la pérdida de
recursos materiales. Esa es parte de la historia que los enemigos de la
Revolución quieren que el pueblo cubano olvide.
No hay comentarios:
Publicar un comentario