.Orlando
Guevara Núñez
En
reiterados momentos, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama ha dicho
que sus gestiones para eliminar el bloqueo a Cuba persiguen ayudar al pueblo
cubano. Ha mencionado, para ese fin, las palabras libertad, derechos humanos y
democracia. No se diferencian en nada, a las utilizadas por el gobierno
norteamericano cuando hace 54 años adoptó esa criminal guerra económica que viene, desde entonces, acosando y no ayudando a este pueblo.
¿Cuál
es la libertad que quieren para los cubanos? Quieren la libertad de los
capitalistas para explotar a los trabajadores. La libertad de los latifundistas
para avasallar a los campesinos, arrebatarles sus tierras y sumirlos en la
miseria de la cual los liberó la Revolución. Quieren la libertad de gobiernos
corrupto para regresar a las masas al analfabetismo, a la insalubridad, al
desempleo, al hambre. Libertad para que se instalen de nuevo en el poder los
ladrones, asesinos y corruptos como
Fulgencio Batista.
En
el mundo convulso de hoy, el capitalismo es responsable de que en el planeta que habitamos malvivan más de 1 000 millones
de seres humanos hambrientos y desnutridos crónicos; 2 000 millones no tienen
acceso a asistencia médica ni medicinas; casi 900 millones consumen agua no
potable; más de 1 600 millones no disfrutan de servicio eléctrico, y una cifra
superior a los 900 millones no tienen techo o viven en condiciones
infrahumanas.
Esas
tenebrosas cifran se nutren con unos 800 millones de analfabetos, 120 millones
de niños sin escuelas, 250 millones de infantes que tienen que trabajar para
ganar su sustento, de los cuales casi 20 millones tienen que hacerlo en
condiciones de esclavitud, muchos de ellos bajo la explotacion sexual. Súmese a
esa tragedia los más de 800 millones de desempleados, flagelo del que no
escapan millones de personas en los países del llamado primer mundo.
La
libertad que nos ofrecen es la de volver a nutrir esas bochornosas cifras.
Las
palabras democracia y derechos humanos esconden la defensa de un sistema
retrógrado, que como ave de rapiña se alimenta de los despojos causados por la explotación y la pobreza. Nos quieren vender
una democracia en la cual el poder pertenece siempre a los millonarios que,
como fieras, luchan en las urnas de votos solo para hacer crecer las urnas de
sus fortunas privadas, sin otras esperanzas para las masas que seguir esperando
por las promesas incumplidas.
Para
ellos, la democracia es el derecho a ser
electos, en medio de un sistema perfectamente diseñado para que cada vez los
ricos sean más ricos y los pobres sean cada vez más pobres. La democracia que
proclama el pluripartidismo, pero que desde mediados del siglo XIX solo dos
partidos se distribuyen el poder y son, en esencia, un mismo partido, el de los
poderosos contra los débiles. Para las masas, es como si los condenados a
muerte tuviesen la libertad de elegir a sus verdugos.
Nos
quieren vender a los cubanos la democracia y los derechos humanos de un imperio
decadente, donde la policía mata cada año a dos mil personas, sobre todo
negras, con la mayor impunidad. Nos hablan de democracia los jerarcas de un
país donde menos del 10 por ciento de los obreros están sindicalizados, donde
las mujeres ganan menos salario que los hombres por igual trabajo e igual
calificación. Donde la educación y la salud no son patrimonio de todos. Un país
donde la violencia y la droga son prácticas habituales. Y nos prometen
democracia y derechos humanos los principales responsables de que en el mundo
existan tantos humanos sin derechos y tantos crímenes en nombre de la
democracia.
Hace
pocos días leí un artículo del prestigioso intelectual argentino Atilio A.
Borón, publicado en el boletín Por Cuba.
Escojo solo un párrafo relacionado con el mismo tema que abordo.
“Esta disyunción entre palabras y acciones obliga a preguntar si hay uno
o dos Obamas. Uno dice que quiere que “el pueblo cubano sea libre”. Se
sobreentiende que el pueblo norteamericano ya lo es: por ejemplo, libre para
tener más afroamericanos entre 20 y 24 años en las cárceles que en las
universidades; libre para tener un 15 % de la población bajo la línea de
pobreza; libre para que la mayoría de los niños de Estados Unidos viva en la
pobreza; libre para que policías blancos maten a unos mil quinientos
afroamericanos en el último año sin tener que rendir cuentas ante la justicia.
Libres para no poder pagar la matrícula universitaria, o comprar los
medicamentos que necesitan. Libres también para ver como el 1 % más rico se
enriquece cada día más mientras que el 90 % inferior en la distribución del
ingreso reduce su patrimonio a lo que poseía hace treinta años, en 1986,
mientras que el 3 % más rico hoy se adueña de algo más de la mitad del total de
la riqueza de ese país según los datos de la Oficina del Censo”.El presidente Obama tiene a su alcance otra forma más práctica, más sabia y verdaderamente humana de ayudar al pueblo si es ese realmente su deseo. Puede ejercer su poder para eliminar las bases esenciales del bloqueo y dejarle al Congreso solo la parte formal para eliminarlo totalmente. Elimínense las leyes Helms-Burtton, la Torricelli, la de Ajuste Cubano; devuélvase la ilegal Base Naval de Guantánamo, convertido en centro de prisión y de torturas. Cese la política de hostigamiento y lucha por cambiar el sistema que los cubanos elegimos libremente y hemos demostrado saberlo defender hasta con nuestras propias vidas.
Nuestro Héroe Nacional, José Marti, dijo en una ocasión, precisamente respondiendo a ofensas norteamericnas sobre nosotros, que los cubanos habíamos peleado como hombres y a veces como gigantes para ser libres. Esa es la decisión que no podrá ser nunca bloqueada, ni desarraigada de la conciencia cubana. Desde que el 17 de diciembre de 2014 que se hizo público el inicio a la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, se han sumado dos años más del bloqueo. Si hoy el presidente Obama se refiriera al tema, tendría que agregárselos a la duración de una política que él mismo reconoció como fracasada.
Apoyamos en todo su dimensión el diálogo. Y nuestro apoyo es total hacia las posiciones adoptadas por el gobierno cubano. Dispuesto a discutirlo todo de igual a igual. Que los gobiernos de los Estados Unidos no hayan entendido ese mensaje, es otro de sus grandes fracasos frente a la Revolución cubana, frente al gobierno cubano, o lo que es lo mismo: frente al pueblo cubano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario