lunes, 8 de febrero de 2016

El Che Guevara: Ciudadano de Cuba y del mundo





.Orlando Guevara Núñez



El 9 de febrero de 1959, el Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario de Cuba acordó otorgar al Comandante Ernesto Guevara de la Serna (Che) la ciudadanía cubana. Esa condición la había ganado ya con creces por sus inestimables servicios a la Revolución.
En México el Che conoció a Raúl, a Fidel y a otros exiliados cubanos que preparaban el regreso a Cuba para reiniciar la lucha armada comenzada contra el tirano Fulgencio Batista el 26 de Julio de 1953 con los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes,  en Bayamo.
El Che se sumó a la gesta libertaria cubana. Y el 2 de diciembre de 1956 estaba entre los 82 expedicionarios que desembarcaron en Los Cayuelos, lugar cercano a Playas Coloradas, Niquero, entonces provincia de Oriente, ahora perteneciente a la provincia de Granma, nombre de la histórica embarcación que los condujo a nuestras costas, encabezados por el joven revolucionario Fidel Castro.
En esa expedición, el Che venía como Teniente, jefe de Sanidad. A los tres días del desembarco, en Alegría de Pío, zona de Niquero, al ser sorprendidos, los combatientes rebeldes se dispersan en varios grupos. Tres de ellos caen en combate. En los días posteriores, otros 18 hechos prisioneros mueren brutalmente asesinados. El Che resulta herido, pero logra sobrevivir e incorporarse días después a la Sierra Maestra, junto a Fidel, para proseguir la lucha.
El propio guerrillero cuenta que en esa ocasión, al emprender la marcha y tener ante sí una mochila con medicamentos y una caja de balas, pudiendo optar por una sola, tomó las balas. En aquellos momentos, el deber de soldado se imponía ante la profesión de médico.
Participó después en el combate de La Plata, litoral Sur de la Sierra Maestra, el 17 de enero de 1957, donde se forjó la primera victoria del naciente Ejército Rebelde contra las fuerzas armadas de la tiranía, que contaban entonces con más de 40 000 efectivos bien armados y asesorados por especialistas militares de los Estados Unidos.
El 28 de mayo de 1957 participó  en el combate de El  Uvero, también en la costa Sur de las montañas orientales. Allí tuvo lugar una de las más importantes victorias rebeldes, calificada por el propio Che como la obtención de la mayoría de edad de la guerrilla.
En estas acciones militares comenzó a ponerse a prueba la capacidad del futuro jefe. Así, en julio de ese mismo año de 1957, el Che es el primer combatiente  ascendido por Fidel en la Sierra Maestra al grado de Comandante del Ejército Rebelde. Y es nombrado también jefe de la Columna 4, primera que surgió de la Columna Uno José Martì, bajo el mando directo del máximo jefe revolucionario.
Su capacidad militar, demostrada en las múltiples  acciones que dirigió, así como también su talla política, le merecieron que en agosto de 1958, Fidel lo nombrara jefe de la Columna 8 Ciro Redondo, la que junto a la Columna 2 Antonio Maceo, dirigida por el Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, tendría la misión de conducir la Invasión hacia el Occidente del país, reeditando así la proeza militar que a finales del siglo XIX realizaran el Lugarteniente General del Ejército Libertador Cubano, Antonio Maceo Grajales y el Generalísimo Máximo Gómez Báez, contra el ejército colonial español.
Tanto las fuerzas del Che como las de Camilo, cumplieron su misión. Y en Santa Clara, actual provincia de Villa Clara, la Columna del Che desarrolló una de las acciones decisivas determinantes para el descabezamiento de la tiranía batistiana, al tomar la ciudad, descarrilar un tren blindado, incautar un gran número de armas, rendir las principales posiciones enemigas e imponer la victoria rebelde en ese territorio. En medio de esa acción, se produjo la huida del dictador y se logro la victoria definitiva de la Revolución.
Así, de guerrillero y jefe rebelde, el Che pasó a constructor de la nueva sociedad. Múltiples y fructíferas fueron sus ocupaciones en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, al frente del Banco Nacional de Cuba, el Ministerio de Industrias y otras tareas, entre estas las relacionadas con la política exterior.
El Che fue el fundador del trabajo voluntario en Cuba y legó a los cubanos un profundo y verdadero sentimiento de internacionalismo proletario, al tiempo que su pensamiento revolucionario ahondó en el propósito de formar al hombre nuevo, al hombre del siglo XXI, despojado de las lacras y taras del sistema anterior y portador de un ser superior, capaz de los mayores sacrificios por su Patria y por la humanidad, sin pedirle nada a nadie, si explotar a nadie. Es por eso que hoy el lema de la Organización de Pioneros de Cuba, que lleva el nombre de nuestro Héroe Nacional, José Martì, expresa: Pioneros por el Comunismo, ¡Seremos como el Che!
Por esas razones, cuando se otorgó al Comandante Ernesto  Guevara de la Serna, el Che, la condición de ciudadano cubano, él ya lo era con sobradas razones, con el aval de los hechos.
Demostró su vocación internacionalista tierras africanas y al caer
 gloriosamente en Bolivia, herido el 8 de octubre de 1967 y asesinado el día 9, el Che había ganado un escalón más alto de ciudadanía: el de ciudadano del mundo.
Su imagen y su pensamiento recorren hoy muchas calles y parajes de nuestro Continente y de otras tierras del mundo que alzan sus puños y sus voces para conquistar o preservar sus derechos.
Por eso hoy su grito de guerra ¡Hasta la victoria siempre!, fructifica. Y en la nueva historia que nace, están presentes su memoria, su ejemplo y su fe inquebrantable en el triunfo que solo podrá alcanzarse con sacrificio, con lucha, frente al enemigo común e irreconciliable: el imperialismo norteamericano

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