lunes, 29 de abril de 2019

La verdad sobre el socialismo en Cuba: la justicia social





. Orlando Guevara Núñez

Antes del triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959, Cuba padecía una de las más feroces tiranías que han asolado a los pueblos de América Latina. Una dictadura apoyada, armada  y asesorada por el gobierno imperialista de los Estados Unidos. Después de pagar el alto precio de más de veinte mil vidas, los cubanos ganamos la libertad. Y fue entonces que comenzamos a ser “un peligro” para la seguridad de esa brutal potencia.
Comenzamos a ser agredidos antes de que la Revolución se proclamara socialista. Porque desde el mismo triunfo comenzaron las transformaciones para alcanzar el sueño martiano de crear una república con todos y para el bien de todos. Ese es el modelo que quieren destruir Trump y su padilla gobernante.
Lo primero que hizo la Revolución  al llegar al poder fue destruir el aparato de poder burgués y desactivar los  órganos de represión, causantes de miles de asesinatos, torturas y persecución. Y sustituirlos por un nuevo poder, el poder del pueblo.  Solo así fue posible alcanzar la justicia social que tenemos, mucho más democrática, más justa y humana que la existente en el imperio que nos ataca.
El Artículo 42 de nuestra nueva Constitución, refrendó lo que hace rato era obra de la Revolución: “Todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o territorial o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana. Todas tienen derecho a disfrutar de los mismos espacios públicos y establecimientos de servicios. Asimismo, reciben igual salario por igual trabajo, sin discriminación alguna.
La violación del principio de igualdad está proscrita y es sancionada por la ley”.
En Cuba no hay ningún ciudadano abandonado a su suerte. Y en Estados Unidos hay millones.
Hace apenas algo más de un año, la  relatoría  sobre  pobreza extrema y derechos humanos de la ONU,  refiriéndose  a los  Estados Unidos, aseguró que  su enorme riqueza choca contra una realidad de 40 millones de personas en la pobreza, de las cuales 18, 5 millones sufren pobreza extrema y 5,3 millones en esa categoría propia de los países del tercer mundo”. Entre estas víctimas, hay 13, 3 millones de niños.
Denuncia el referido informe que más de ll millones de indocumentados  viven en ese país, de los cuales trabajan unos ocho millones, obligados al pago de impuestos y  de la seguridad social, pero con un irrisorio acceso a los beneficios de ésta.
Un estudio de la Universidad de Chicago dio a conocer que en el llamado “paraíso norteamericano”  “Al menos 4, 2 millones de niños y jóvenes se encuentran viviendo en las calles, refugios o en casa de terceras personas, por no poseer una vivienda propia”
Para esos ciudadanos norteamericanos, el lecho es el suelo y el techo el cielo.
Registró, además, “700.000 adolescentes (entre 13 y 17 años) y 3,5 millones de adultos jóvenes  (entre 18 y 25 años) en situación de calle”. 
El oprobio que el  socialismo cubano, bloqueado, agredido y amenazado erradicó para todos los cubanos, el capitalismo- en su país insignia- lo mantiene y –lo que es peor -lo incrementa.
“Las familias afroamericanas, los latinos y la comunidad LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales), tienen la cifra más alta dentro de la población excluida en materia de vivienda en ese país tanto en las regiones rurales, como en las urbanas”, precisa la relatoría de la ONU, la que apunta otra cruda verdad:
"Castigar y apresar a los pobres es la respuesta típicamente estadounidense a la pobreza en el siglo XXI".  "El encarcelamiento masivo es usado para hacer invisibles de forma temporal los problemas sociales y crear la ilusión de que se ha hecho algo”.
En Cuba, no hay diferencias en el salario de un hombre y una mujer que tengan la misma calificación y ocupen puestos similares. En  el “paradigma” de justicia yanqui, el salario de la mujer es inferior.
Una irrefutable prueba de la carencia de justicia social en el norte revuelto que nos desprecia- como lo denunció José Martí- es que, tal como lo describe el referido informe de la ONU:
 “Los negros tienen 2,5 más probabilidades que los blancos de vivir en la pobreza,  y una tasa de mortalidad infantil 2,3 veces superior. Su nivel de desempleo duplica el de los blancos y usualmente ganan solo 82,5 centavos para cada dólar que obtienen estos. Además su tasa de encarcelamiento es 6,4 veces mayor.
El relator de la ONU, de apellido Alston, luego del estudio y la exposición, expresó dos importantes conclusiones: desentrañando una teoría de los poderosos:
"Los ricos son trabajadores, emprendedores, patriotas e impulsores del éxito económico. Los pobres son vagos, perdedores y tramposos. Como consecuencia de ello, (se considera que) el dinero que se gaste en bienestar social es dinero tirado a las cañerías", critica Alston.
"Estas vergonzosas estadísticas solo pueden ser explicadas por la duradera discriminación estructural basada en la raza, lo que refleja el legado duradero de la esclavitud".
A todo esto, agréguese que Estados Unidos es el país mayor consumidor de drogas en el mundo y el de mayor población penal. Tiene legalizada la tortura como método para obtener información, y es el que más aplica la pena de muerte, en casos, incluso, a reos cuya inocencia se ha comprobado después.
La  realidad del socialismo cubano y del capitalismo norteamericano – y a escala universal- demuestra que lo más importante no es el volumen de los recursos de un país, sino la forma en que los distribuye. En el capitalismo, los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. En el socialismo, los recursos están en función de respaldar el bienestar de todos los ciudadanos, sin discriminación de ningún tipo.
El capitalismo norteamericano tiene unas 800 bases militares y unos 250 000 efectivos militares distribuidos en el mundo. Sus guerras para saquear recursos, principalmente el petróleo, han costado a la humanidad decenas de millones de muertos, millones de heridos y desplazados. El socialismo cubano, ha enviado y envía  miles de médicos a decenas de países para salvar vidas, curar, aliviar o prevenir enfermedades.
Sobre estas diferencias entre socialismo y capitalismo, como otras veces hemos sugerido, ¡Juzgue el lector!

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