miércoles, 24 de abril de 2019

Eliseo, San Luis, Rolando



         

.Orlando Guevara Núñez

Foto tomada de EcuRed

 

Sobre los héroes es lícito hablar más sobre su vida que sobre su muerte. Y en el caso de Eliseo Reyes Rodríguez (Capitán San Luis) es casi obligado  recordar al unísono ambas  cosas, porque solo dos días separan  la fecha de su nacimiento  y su desaparición física.

Había nacido el 27 de abril de 1940 en el territorio santiaguero de San Luis, cercano a donde se forjó la familia  de los Maceo. El quinto entre 11 hermanos en una familia pobre que, cuando él tenía  ocho años de edad, pasó a residir en La Caridad de Pedernales, en el mismo municipio.
La adolescencia y la rebeldía convergieron en él. Con solo 17 años de edad, se incorporó al Ejército Rebelde, en la Sierra Maestra.
Fue incorporado como mensajero de la Columna 4, bajo las órdenes del Che. Se ha dicho que en una ocasión, al brindarse para una misión en el llano, dijo que iría a San Luis, por ser de ese lugar. Y de ahí surgió  el  alias que lo identificaría para siempre, junto a los grados de capitán ganados.
Junto al Che, integró la Columna  8 “Ciro Redondo”  que, hermanada a la Columna  2 “Antonio Maceo” dirigida por Camilo, realizó la invasión hacia el occidente del país, reeditando la hazaña de Gómez y Maceo en la segunda Guerra de Independencia.
En 1959, con solo 18 años de edad, el Capitán San Luis se desempeña como Jefe de la Policía Militar en La Cabaña, en la capital del país. Se había iniciado su brillante carrera al servicio de la patria en la paz, como lo había hecho durante la guerra.
Jefe Militar de Sancti Spìritus. Escogido para integrar la jefatura de la Dirección de Inteligencia G-2, del Estado Mayor del Ejército Rebelde. Sus cualidades lo llevan a desempeñarse, en octubre de 1962, como Delegado del Ministerio del Interior en la provincia de Pinar del Río, donde fue un puntal en la lucha contra los enemigos internos y externos de la Revolución. Al constituirse, en octubre de 1965, el primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Eliseo Reyes Rodríguez figuró entre sus integrantes.
Recoge la historia que un día de julio de 1966 recibió la solicitud del Che para marchar hacia otras tierras del mundo.  La solicitud fue aceptada sin reparos. Y ante dos compañeros suyos dejó testimonio de su alegría por la riesgosa misión. “Bueno, muchachos, me voy. Voy a cumplir una misión revolucionaria fuera de Cuba. Ustedes saben que eso es lo que yo anhelaba (…) que ese es mi mayor sueño”.
Así nacía Rolando, su nombre de guerra en Bolivia. En noviembre de 1966, se produce el reencuentro de Eliseo con el Che, quien apunta que con la llegada de éste y Marcos, (Antonio Sánchez Díaz, Comandante  Pinares) a Bolivia ya eran seis.
De todos es conocida la rigurosidad del Che para evaluar a sus subordinados. Sus conceptos sobre las cualidades que debían estar presentes en un cuadro revolucionario – de las cuales era él mismo un alto exponente- eran aplicados de forma tal que sólo los méritos y el aval de la conducta podían respaldar a quien se evaluaba para una responsabilidad.
Las decisiones y las definiciones del Che sobre Eliseo Reyes, son un fiel rasero para medir la estatura del héroe. Al estructurar el mando de la guerrilla boliviana, Rolando es designado como Comisario Político, junto al revolucionario boliviano Inti Peredo, caído después en la lucha clandestina. En una ocasión lo calificaría como  “El cuadro más completo, tanto en lo político como en lo militar, de todos los componentes de la guerrilla”.
En su diario de campaña, al resumir los resultados del mes de abril de 1967, el Che se refería a dos severas pérdidas. Una, la de Jesús Suárez Gayol (El Rubio) también cubano, caído en combate el día 10. Otra, la de Rolando, sobre quien escribe: “La muerte de este último es un severo golpe, pues lo pensaba dejar a cargo del eventual segundo frente”.
En muchas de las páginas del diario del Che en Bolivia, aparece el nombre de Rolando. Sus labores como explorador, organizador de emboscadas y otros importantes quehaceres de la guerrilla en las difíciles condiciones en las cuales operaba. En una ocasión, ante la ausencia del Comandante Juan Vitalio Acuña Núñez (Vilo en Cuba y Joaquín en la gesta boliviana) Rolando es designado por el Che como jefe de la retaguardia.
El 25 de abril, durante una acción guerrillera contra el ejército, Eliseo Reyes cae gravemente herido. Balas de una ametralladora calibre 30 habían hecho impacto en una de sus piernas, partiéndole el fémur y todo el paquete vasculonervioso.
Al conocer la noticia, el Che se impacientó hasta la llegada de los compañeros con el herido. Y cuando se dispuso a ponerle plasma, el Capitán San Luis ofrendó su último aliento.
En el fragor de una guerra, la muerte podría parecer algo natural. Pero es precisamente en medio de ella que los combatientes revolucionarios se hermanan más y se tiende entre ellos un sentimiento que trasciende la amistad para insertarse en la sangre.
“Hemos perdido al mejor hombre de la guerrilla, y naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la Columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucionaria”. Estas palabras brotaron de lo más profundo del alma del Che.
Una evocación del Comandante Ernesto Che Guevara, tomada del poeta chileno Pablo Neruda y dirigida al Libertador Simón Bolívar, reflejaba el hondo dolor de todos ante la muerte del Capitán San Luis: Tu pequeño cadáver de capitán valiente, ha extendido en lo inmenso su metálica forma.
                                                       

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