viernes, 5 de abril de 2019

Este es el caso del presidente Trump




.Orlando Guevara Núñez
Que  una persona mentirosa, arrogante, charlatana, alardosa  y guapetona (con sus subordinados y quienes lo adulan o le temen), llegue a presidente de un país, es un hecho grave. Pero si el país al que llega al poder esa persona, es un imperio agresor, la gravedad se multiplica. Y ese es el caso de Trump en los Estados Unidos.
Porque un individuo como ese, con un poder tan grande en sus manos, es capaz de las más graves decisiones, alejadas de toda razón, ética y respeto a los derechos humanos, la paz y la soberanía de las demás, lo que pone al mundo al borde de un holocausto, del cual, por vez primera, su propio país no sobreviviría al error. Ese es el caso de Trump en los Estados Unidos.
Este presidente, que llegó a la cima con más de dos millones de votos menos que su oponente, debía sentir rubor al hablar de democracia. El mismo que habla de  “hacer desaparecer el socialismo”, debía callarse cuando se hable del libre derecho de las naciones a escoger el camino para su sistema económico y político. Ese es el caso de Trump en los Estados Unidos.
Si ese mandatario cree que tiene facultad para agredir, para matar, para cambiar presidentes electos por un pueblo, y de  suplantarlos con payasos a su imagen y semejanza;  si se cree con el derecho de dictar normas para el mundo cuando no es capaz de establecerlas para su pueblo, debiera meditar –si es que acaso tiene esa capacidad- antes de mencionar la palabra humanismo. Ese el caso de Trump en los Estados Unidos.
Hay personas que  de una mentira pasan a otra. Mandan a sus subordinados a decir una cosa, y al otro día se complace en desmentirlos. Y cuando un amenazado o agredido que ellas saben  con capacidad de defensa,  no se le somete, se le pone de frente y le advierte que no se plegará, el tono de guapetón amaina. Ese el caso de Trump en los Estados Unidos.
Pero hay momentos en que esas personas no son capaces ni siquiera de medir la dimensión de sus actos irresponsables. Y ponen en peligro la paz y la seguridad de muchos. Ahí está la sucia guerra contra el hermano pueblo de Venezuela. Y está la Ley Helms-Burton, contra Cuba. Ese es el caso de Trump en los Estados Unidos.
Dije una vez y hoy lo repito, con mi mayor respeto por el pueblo de los Estados Unidos, que los norteamericanos tendrían razones para sentir vergüenza de ser gobernados por el este presidente que cada suma más enemigos en el mundo y más descrédito para esa nación. La historia ha demostrado que los imperios caen, los gobernantes incapaces, enemigos de la paz y de sus propia gente, caen. Pasan al basurero de la historia. Y los pueblos sobreviven. Ese, sin duda, será el caso de Estados Unidos y de su presidente Trump.


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