jueves, 25 de abril de 2019

La verdad sobre el socialismo en Cuba: la salud





.Orlando Guevara Núñez

En su empeño de destruir a la Revolución cubana, el presidente de los Estados Unidos y sus cómplices, no se cansan de inventar mentiras que ni ellos mismos  creen. Tendrían que ser muy estúpidos para no estar conscientes de que mienten.
Su objetivo es calumniar al socialismo y tratar de convencer a la opinión pública  de que nuestro sistema  es sinónimo de opresión y de miseria. El fin, es restaurar el capitalismo en Cuba, sistema que no volverá jamás a nuestro país.
Los cubanos tenemos razones para defender lo que somos y no volver nunca a lo que fuimos. Y a nuestras razones, junto a las palabras, las acompaña una realidad inobjetable. Juzgue el lector.
Antes de 1959 – en el capitalismo, la tasa de mortalidad infantil era de 60 por cada mil nacidos vivos. El socialismo la ha rebajado a 4. El índice mejor de América Latina y de la llamada insignia del capitalismo en el mundo: los Estados Unidos.
En el sistema “democrático” del capitalismo en nuestro país, la esperanza de vida de la población era de menos de 60 años. Ahora es de 78 y continúa mejorando. Cuba ha sido declarada como único país en América Latina sin desnutrición infantil.
El capitalismo en Cuba tenía un sistema de salud donde la medicina era una mercancía y el enfermo un cliente. A ese, el más sagrado de los derechos humanos- el derecho a la vida- solo tenían acceso los ricos y una pequeña parte de la población,  siempre mal atendida. El socialismo cubano garantiza la atención médica con calidad – y totalmente gratuitas- para todos los cubanos.
Mientras el socialismo puede proclamar esa verdad, en el mundo capitalista decenas de millones de personas mueren cada año de enfermedades curables, sin atención médica. En el propio “paraíso” yanqui más de 45 millones de norteamericanos no tienen garantizado el seguro médico.
El sistema cubano de salud, prioriza el nivel primario de atención, la prevención, la educación de la población, la búsqueda para la detección precoz de las enfermedades y su tratamiento oportuno, al tiempo que alerta sobre los malos hábitos de alimentación y otros que conspiran contra la salud.
Cuba se encuentra entre los primeros países del mundo donde la población vive más años después de haber cumplido los 60 de edad. Y es la nación del mundo con más médicos por habitantes. En el capitalismo, la salud pública era un negocio. Para el socialismo, es un sentido y un deber humanos.
El total de los niños cubanos está protegido contra 13 enfermedades, con vacunas totalmente gratis. El capitalismo nunca garantizó ese beneficio, por lo que miles de infantes morían cada año o quedaban invalidados para siempre, por dolencias  hoy erradicadas.
Algunos ejemplos de la salud en el territorio de Santiago durante el capitalismo salvaje que teníamos, retrata a ese brutal sistema. En el actual municipio de Guamá, ubicado entre el Mar Caribe y la Sierra Maestra, existen, como testigos acusadores, 22  pequeños cementerios. Allí bajaban los campesinos con sus enfermos, en espera de una goleta que les hiciera el favor de trasladarlos hasta Santiago de Cuba con la esperanza de lograr una atención médica. Y cuando no llegaba ese milagro, los enfermos morían y eran enterrados allí  mismo, ante la imposibilidad del regreso.
En el año 1957, en el Valle de Mayarí Arriba, el 80 por ciento de los niños menores de un año murieron por  una epidemia de gastroenteritis, sin atención médica. Y en la propia capital oriental, en 1953,  en la fecha que Fidel atacó el Moncada, dos niños morían diariamente por esta enfermedad curable.
El capitalismo, sin escrúpulos de ningún tipo, para el ingreso a un hospital, exigía al enfermo y sus familiares  la entrega de las cédulas electorales. El socialismo barrió ese oprobio y puso la atención médica al servicio de todos, sin discriminación de ningún tipo.
Pero el socialismo cubano no solo ha garantizado la salud de su pueblo. Miles de profesionales nuestros han marchado a decenas de países a salvar vidas, a curar  y prevenir  males. Es ese uno de los ejércitos más calumniados por el gobierno de los Estados Unidos, al decir de Fidel, el glorioso ejército de las batas blancas.
No son todos los argumentos que tenemos para defender el socialismo y desbaratar mentiras imperiales. Y mucho más allá de la salud. Otros espacios serán necesarios. Y se ocuparán. De todas formas, ¡Juzgue el lector!

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