miércoles, 24 de abril de 2019

La ley Helms-Burton: hija de la agresión y la ignorancia




.Orlando Guevara Núñez

Tanto Helms como Burton y los congresistas yanquis que aprobaron la ley con este nombre, demostraron no conocer la historia cubana. Y retrocedieron más de un siglo en sus aspiraciones de convertir a Cuba en súbdita del imperio norteamericano.

Creyeron que podrían hacer como el  1ro. de enero de 1899, cuando luego de intervenir en nuestro país cuando ya el Ejército Libertador Cubano había socavado el poder militar, económico, político y la moral de la metrópoli española, intervinieron en la guerra. Y ese día nombraron un gobierno interventor militar norteamericano para la mayor de las Antillas.

Fue el paso que marcó el tránsito de Cuba, de colonia de España, a neocolonia de los Estados Unidos. Y en la historia burguesa, esta potencia agresora aparecía como la libertadora de nuestro pueblo.

El destino cubano quedó supeditado a las órdenes militares imperiales y a decisiones  como el desarme general de la población y del Ejército Libertador, junto a las de desactivación del Partido Revolucionario Cubano y del periódico Patria, fundados por José Martí, así como la disolución de la Asamblea de Representantes. El camino quedaba libre para la imposición de la Enmienda Platt

El propio general Leonardo Wood, jefe del gobierno interventor en 1900, definiría la esencia de las intenciones norteamericanas en relación con nuestro país.
“Por supuesto, que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna independencia con la Enmienda Platt (…) todo lo cual es evidente que está en lo absoluto en nuestras manos y creo que no hay ningún gobierno europeo que la considere por un momento otra cosa sino lo que es, una verdadera dependencia de los Estados Unidos, y como tal es acreedora de nuestra consideración. Con el control, que pronto se convertirá en posesión, en breve prácticamente controlaremos el comercio de azúcar en el mundo. Creo que es una adquisición muy deseable para los Estados Unidos. La Isla se norteamericanizará gradualmente y, a su debido tiempo, contaremos con una de las más ricas y deseables posesiones que haya en el mundo.

Vendría luego la integración de un gobierno cubano que garantizaba el dominio de los Estados Unidos sobre Cuba, sin mantener la ocupación militar.

Pero el 1ro. de enero de 1959 –exactamente 60 años después de la ocupación militar norteamericana en Cuba- se produjo el triunfo de la Revolución cubana. Si en Santiago de Cuba tuvo lugar la batalla decisiva que marcó la derrota final española, en esta ocasión el triunfo del pueblo marcaría el inicio del derrumbe del dominio neocolonial norteamericano sobre Cuba.

Ahora la jauría norteamericana pretende de nuevo cercenar la soberanía cubana, hasta con el descaro de nombrar un gobernador para la transición que dé paso al restablecimiento del capitalismo, sueño, sencillamente, creíble solo por estúpidos y fanáticos.

No pueden aceptar la realidad de que esta es la Revolución patriótica, democrática y socialista, de los humildes, por los humildes y para los humildes, que continúa victoriosa, solidaria, internacionalista y antiimperialista.

Así, el 1ro. de enero de 1899 lo recordamos como símbolo de un pasado que jamás podrá volver a Cuba. El 1ro. de enero de 1959 es día de regocijo nacional, de recuento patrio y de renovados compromisos para un presente y un futuro que nos pertenecen como únicos y legítimos dueños.

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