.Orlando Guevara Núñez
Tanto Helms como Burton y los congresistas yanquis que aprobaron la ley con este nombre, demostraron no conocer la historia cubana. Y retrocedieron más de un siglo en sus aspiraciones de convertir a Cuba en súbdita del imperio norteamericano.
Creyeron que podrían hacer como el 1ro. de enero de 1899, cuando luego de intervenir en nuestro país cuando ya el Ejército Libertador Cubano había socavado el poder militar, económico, político y la moral de la metrópoli española, intervinieron en la guerra. Y ese día nombraron un gobierno interventor militar norteamericano para la mayor de las Antillas.
Fue el paso que marcó el tránsito de Cuba, de colonia de España, a neocolonia de los Estados Unidos. Y en la historia burguesa, esta potencia agresora aparecía como la libertadora de nuestro pueblo.
El
destino cubano quedó supeditado a las órdenes militares imperiales y a
decisiones como el desarme general de la
población y del Ejército Libertador, junto a las de desactivación del Partido
Revolucionario Cubano y del periódico Patria, fundados por José Martí, así como
la disolución de la Asamblea de Representantes. El camino quedaba libre para la
imposición de la Enmienda Platt
El
propio general Leonardo Wood, jefe del gobierno interventor en 1900, definiría
la esencia de las intenciones norteamericanas en relación con nuestro país.
“Por
supuesto, que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna independencia con la
Enmienda Platt (…) todo lo cual es evidente que está en lo absoluto en nuestras
manos y creo que no hay ningún gobierno europeo que la considere por un momento
otra cosa sino lo que es, una verdadera dependencia de los Estados Unidos, y
como tal es acreedora de nuestra consideración. Con el control, que pronto se
convertirá en posesión, en breve prácticamente controlaremos el comercio de
azúcar en el mundo. Creo que es una adquisición muy deseable para los Estados
Unidos. La Isla se norteamericanizará gradualmente y, a su debido tiempo,
contaremos con una de las más ricas y deseables posesiones que haya en el mundo”.
Vendría
luego la integración de un gobierno cubano que garantizaba el dominio de los
Estados Unidos sobre Cuba, sin mantener la ocupación militar.
Pero
el 1ro. de enero de 1959 –exactamente 60 años después de la ocupación militar
norteamericana en Cuba- se produjo el triunfo de la Revolución cubana. Si en
Santiago de Cuba tuvo lugar la batalla decisiva que marcó la derrota final
española, en esta ocasión el triunfo del pueblo marcaría el inicio del derrumbe
del dominio neocolonial norteamericano sobre Cuba.
Ahora
la jauría norteamericana pretende de nuevo cercenar la soberanía cubana, hasta
con el descaro de nombrar un gobernador para la transición que dé paso al
restablecimiento del capitalismo, sueño, sencillamente, creíble solo por
estúpidos y fanáticos.
No
pueden aceptar la realidad de que esta es la Revolución patriótica, democrática
y socialista, de los humildes, por los humildes y para los humildes, que continúa
victoriosa, solidaria, internacionalista y antiimperialista.
Así,
el 1ro. de enero de 1899 lo recordamos como símbolo de un pasado que jamás
podrá volver a Cuba. El 1ro. de enero de 1959 es día de regocijo
nacional, de recuento patrio y de renovados compromisos para un presente y un
futuro que nos pertenecen como únicos y legítimos dueños.
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