.Orlando Guevara Núñez
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por
todos los gobiernos norteamericanos a Cuba a los largo de casi 60 años, se ha
recrudecido desde la llegada del actual presidente, Donald Trump a la jefatura
del imperio yanqui. Un informe cubano difundido aquí, denuncia que esa criminal
medida causó, desde abril de 2017 hasta
marzo de 2018, la pérdida de 4 321 millones de dólares, lo que eleva ya a 933
678 millones el daño desde que esa medida su puso en práctica con el fin de
derrocar a la Revolución cubana.
En su cínica política, todas las administraciones
norteamericanas han vendido al mundo la mentira de que los problemas de la
economía cubana son un resultado de la mala administración y de un fracaso del
socialismo. Cuba ha demostrado, sin embargo, que el socialismo en este país,
aún bloqueado, agredido, calumniado y amenazado, ha logrado avances que hoy solo constituyen aspiraciones para la
mayoría de los países de nuestro continente.
Cuando se impuso, desde el inicio de la Revolución, ese
inmoral bloqueo, Cuba, que dependía en grado superlativo de la compra y la
venta a los Estados Unidos, quedó prácticamente sin tener a quien venderle ni a
quien comprarle. Sol la hidalguía de los cubanos, bajo la certera dirección de
Fidel y de Raúl, ha sido capaz no solo de resistir, sino también de vencer.
Nos quitaron la cuota azucarera, que era el principal
producto exportable; nos eliminaron
totalmente el suministro de petróleo. Suspendieron la venta de todas las piezas
de repuesto para una tecnología en su mayoría dependiente de ellos. Y así, lo
suspendieron todo, los alimentos y hasta las medicinas para salvar vidas,
incluyendo las de niños.
Ningún gobierno burgués habría resistido ese brutal acoso ni
siquiera la mitad de un año. Pero los cubanos no nos dejamos intimidar ni por
las agresiones, ni por las amenazas, ni por los efectos devastadores del
bloqueo. Y hemos aprendido, eso sí, que
solo quienes son capaces de defenderse,
con los principios como escudo, son capaces de sobrevivir ante el imperio más
agresivo y criminal que ha conocido la historia de la humanidad.
El gobierno del presidente Obama llegó a reconocer
públicamente el fracaso del bloqueo y la necesidad de eliminarlo. Pero está
demostrado que en ese país, la política exterior no está basada en la razón y
la ética, sino en la prepotencia y la fuerza. Desde que Trump se adueñó del
gobierno, el bloqueo ha ganado fuerza, y han retrocedido los pasos dados con la anterior administración
para normalizar las relaciones entre ambos países.
Los cubanos estamos a punto de celebrar el aniversario 60
del triunfo de la Revolución. Más de 75 de cada 100 habitantes de esta nación,
no saben lo que es vivir en un país sin bloqueo económico, comercial y
financiero. Pero lo que no han podido bloquearlos nunca es la dignidad y la
decisión de seguir siendo libres y soberanos.
Eso es lo que no quieren aceptar los enemigos de la
Revolución. Pero tendrán que resignarse ante un pueblo que aprendió del Padre
de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, que el enemigo solo nos parecerá
grande si nos acostumbramos a mirarlo de rodillas; de nuestro Héroe Nacional heredamos el concepto de que los grandes
derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre; y de Fidel, el ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!.
Así, el bloqueo se arrecia, pero más se arrecia el heroísmo
de los cubanos.
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