domingo, 7 de enero de 2018

Estados Unidos: siempre, junto a la agresión, la mentira


.Orlando Guevara Núñez

El gobierno de los Estados Unidos –mejor podría decirse los gobiernos, porque ha sido una práctica sistemática- cuando desea agredir a otras naciones, dominarlas o vender armas a otras, no tiene límites para, en nombre de su seguridad nacional, acudir a la mentira e inventar enemigos, engañando a  la opinión pública internacional y a su propio pueblo.
Los cubanos conocemos bien esas patrañas, porque hemos sido y seguimos siendo víctimas de ellas. No son suposiciones nuestras, sino hechos expuestos en documentos norteamericanos ya  desclasificados sobre el tema Cuba.
“Pudiéramos hundir una embarcación llena de cubanos en ruta hacia la Florida (real o simulada)”  “Pudiéramos promover intentos contra las vidas de los refugiados cubanos en los Estados Unidos, incluso hasta el punto de herir a algunos de ellos en casos que serían ampliamente divulgados”.
La demencia iba mucho más allá, con total desprecio a la vida humana. “Es posible crear un incidente que demuestre de manera convincente que un avión cubano atacó y derribó a un avión civil arrendado que volaba de los Estados Unidos a Jamaica, Guatemala, Panamá o Venezuela”. “Los pasajeros pudieran ser un grupo de estudiantes universitarios o cualquier otro grupo de personas con intereses comunes como para arrendar un vuelo”.
La infamia y la criminalidad sobrepasaban los límites y retrataban al imperio norteamericano en toda su dimensión terrorista. Por acabar con la Revolución cubana, los más atroces procedimientos tomaban categoría de política de Estado en el gobierno de los Estados Unidos.
“Pudiéramos desarrollar una campaña terrorista cubano-comunista en el área de Miami, en otras ciudades de la Florida y en Washington. La campaña de terror podría estar encaminada contra los refugiados cubanos que buscan asilo en los Estados Unidos”.
Como puede observarse, los propios cubanos que han emigrado hacia los Estados Unidos han estado en peligro de ser sacrificados, en pos de crear un pretexto para agredir a Cuba.
Como se conoce, en fecha reciente, el gobierno yanqui inventó otra insostenible mentira: la agresión cubana a la salud de algunos de sus funcionarios y familiares en la sede de su embajada en La Habana. Un ataque acústico con consecuencias de sordera. Ni ellos mismos se lo creen. Por eso ni siquiera permitieron la investigación seria del problema, calificado por muchos científicos de su propio país como improbable.
Pero necesitaban Trump y su camarilla un argumento para entorpecer el proceso de normalización de relaciones con Cuba, iniciado por la administración de Obama. Y al no existir, acudieron al viejo truco de inventarlo. Al hacerlo están conscientes de que perjudican a miles de cubanos residentes en ese país – y en el nuestro- que ven interrumpidos sus viajes y sus relaciones familiares.
Desde luego que, como parte de su obra teatral, aspiran a que esas personas afectadas culpen al gobierno cubano. Nadie más que Cuba ha defendido y defiende una emigración segura y ha exigido que el gobierno de los Estados Unidos cumpla con sus compromisos de otorgamiento de visas a los cubanos que desean emigrar hacia allá. Pero a los acostumbrados incumplimientos, se unen ahora las penalidades para los trámites.
Otra gran farsa mal montada en la carpa circense de la Casa Blanca. Y no solo mal montada, sino poco creativa, con argumentos caducos. Por lo tanto poco creíble y, sencillamente, deleznable ante cualquier espectador de  mente sana y honesta.

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