domingo, 12 de noviembre de 2017

13 de noviembre de 1958: una histórica convocatoria de Fidel





.Orlando Guevara Núñez
El 13 de noviembre de 1958, la emisora Radio Rebelde, desde la Sierra Maestra, surcaba el espacio con una noticia trascendente, una histórica  convocatoria del Comandante en Jefe Fidel Castro a todos los mandos rebeldes y al pueblo. Todo debía alistarse para asestar un golpe demoledor a la ya tambaleante dictadura de Fulgencio Batista.
Las fuerzas rebeldes habían rechazado a la llamada Ofensiva de Verano, que pretendía cercar y aniquilar  el principal núcleo guerrillero en la Sierra Maestra, encabezado por Fidel, mientras que igual tentativa había fracasado en el territorio de la Sierra Cristal, escenario de operaciones del Segundo Frente Oriental Frank País, bajo el mando del Comandante Raúl Castro.
Estaba ya en marcha la Operación Santiago. Y las instrucciones rebeldes fueron certeras y precisas. “Es este un minuto extraordinario- diría Fidel en su alocución- que puede determinar el fin próximo de la tiranía.
Se llamaba a  todas las fuerzas a intensificar la lucha. Una de las medidas era paralizar el tráfico en toda la provincia de Oriente.. Poner en alerta a todas las unidades rebeldes; cerrar todas las entradas y salidas de las ciudades orientales, al tiempo que se orientaba a  las columnas rebeldes del Segundo Frente proseguir su avance, cercando y rindiendo cuarteles en su territorio. De igual forma, las columnas cercanas a Santiago de Cuba debían estrechar el cerco sobre esta ciudad y no permitir el movimiento enemigo.
A las tropas de rebeldes que operaban en el oeste y centro del país, se les indicaba   combatir  cualquier refuerzo enemigo que pretendiera avanzar hacia Oriente.
Las indicaciones de Fidel a través de Radio Rebelde orientaba a las Columnas  invasoras  Nro., 2, Antonio Maceo, comandada por Camilo Cienfuegos, y a las 8 Ciro Redondo dirigida por el Che, ambas operando en Las Villas, aglutinar el apoyo de las demás fuerzas revolucionarias que combatían en esa región  e interceptar  todas las vías férreas y carreteras para impedir por ellas el paso del ejército enemigo hacia Oriente, interrumpiendo también la huída de las fuerzas derrotadas en este territorio indómito.
“El pueblo debe cooperar con el Ejército Rebelde en todo lo que esté a su alcance”, precisaba el Comandante en Jefe. El pueblo debe ser el principal mantenedor del orden en cada ciudad que se libere, evitando que se produzca ningún tipo de saqueo, destrucción de propiedades, o hechos de sangre deprimentes”
Desde esos días, en los albores de la victoria, la visión de Fidel sobre la conducta de la Revolución en el poder era expresada con toda nitidez:
“Nadie debe tomar venganza contra nadie. Los confidentes y los elementos que se hayan caracterizado por sus actos inhumanos contra el pueblo deberán ser detenidos e internados en prisiones para ser juzgados por Tribunales Revolucionarios.
“En los momentos decisivos que se acercan el pueblo debe dar las más elevadas pruebas de civilidad, patriotismo y sentido del orden para que nadie pueda el día de mañana lanzar imputaciones deshonrosas contra nuestra Revolución que por ser la más elevada conquista de la nación cubana y su más extraordinaria prueba de amor patrio  y dignidad ciudadana debemos cuidarla de toda mancha”.
Esa fue la ética fidelista que se convirtió luego en ética de pueblo.
La Operación Santiago  fue un golpe decisivo contra la tiranía batistiana. Su proyección era dar la batalla final en Santiago de Cuba, donde unos 5 000 soldados y oficiales de la tiranía ocupaban el Cuartel Moncada.
Pero esa batalla no fue necesaria, porque la tiranía batistiana, ante el victorioso avance de las tropas rebeldes, se desplomó aquel histórico 1ro. de enero de 1959.  El definitivo triunfo rebelde se proclamaría  en el mismo lugar que cinco años, cinco meses y cinco días atrás, el mismo jefe revolucionario había iniciado la última etapa de lucha por la independencia verdadera de la Patria.

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