. Orlando Guevara Núñez
Es entendible que el presidente de los Estados
Unidos, Donald Trump, tenga como “héroes” a los mercenarios de Playa Girón. Gente de su
misma calaña, con sus mismas aspiraciones y, desde luego, con sus mismas
frustraciones respecto a Cuba.
Pocas veces, como lo hizo el
presidente de los Estados Unidos al referirse a su política contra Cuba, se han utilizado tanto las palabras libertad y
derechos humanos, siendo, a la vez, el representante del gobierno más violador
de la libertad de su pueblo y de otros muchos en el mundo, y el mayor culpable
de que habiten el planeta en que vivimos tantos humanos sin derechos.
Su discurso, claro está, no
se lo elaboraron para el pueblo cubano. Está diseñado para satisfacer mezquinos
intereses de grupúsculos contrarrevolucionarios amamantados aún en Estados
Unidos y, según opinión de muchos
analistas, para tratar de cubrirse la espalda frente a graves acusaciones que
debe enfrentar en su propio país, sin la certeza de salir ileso.
Los cubanos conocemos bien a
los amigos cubanos de Trump. A los que él les ha prometido acompañar en su
lucha por la “libertad” cubana. Si a
alguien le quedan dudas sobre el “patriotismo” de esos “héroes”, bastaría
recordar algunas cifras de quienes integraron la invasión mercenaria de Playa
Girón, en abril de 1961.
He aquí algunos de esos “libertadores”
de procedencia cubana. Juzgue el lector.
Entre los 1 500
mercenarios se enrolaron en la invasión 194 ex militares y esbirros que
habían formado parte de la tiranía batistiana. Muchos de ellos con numerosos
crímenes pese a los que fueron protegidos
por las autoridades
norteamericanas. Venían a restablecer los órganos represivos, de tortura y
asesinatos.
Vinieron l00 latifundistas,
112 grandes comerciantes y 35 magnates industriales, con el propósito no de
liberar a los cubanos, sino de arrebatarles las propiedades que les había
devuelto la Revolución. Venían a
quitarles la tierra a los campesinos, a explotar a los obreros, a sumir de nuevo a los cubanos en la
miseria y la explotación.
Entre los “libertadores”
formaron parte de la invasión mercenaria 67 casatenientes, 24 grandes
propietarios, 179 personas acomodadas económicamente. Y un elemento que no
podía faltar, los lumpens, 112, que no trabajaban, y pretendían volver a vivir
en Cuba a costa del sudor del pueblo. Era esa la “flamante” Brigada 2506 a la
que el presidente norteamericano le rinde culto.
Era esa la avanzada que debía
crear una cabeza de playa y proclamar un gobierno provisional que pediría ayuda
al gobierno norteamericano, el cual
intervendría a su favor para
regresar a Cuba al pasado capitalista y de oprobio, para efectuar los cambios
que todos los gobiernos yanquis, desde Eisenhower hasta Trump, han querido para
el pueblo cubano.
La ignorancia del presidente
yanqui, alimentada por la prepotencia, desconoce la historia de lucha y el
heroísmo del pueblo cubano. Quizás le convenga que sus asesores se la enseñen un poco, si es que acaso tienen
alguna noción sobre ella.
Mientras tanto, vale
recordarle el legado fidelista, asumido por todo nuestro pueblo, de que vivimos en un país libre que nos
legaron nuestros padres y primero se hundirá la Isla en el mar antes que
consintamos en ser esclavos de nadie.
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