domingo, 1 de mayo de 2016

Por Cuba, unidad y compromiso, con la firma del pueblo



.Orlando Guevara Núñez


Tal como se esperaba,  el pueblo cubano llenó sus plazas,  firmando con su presencia y su entusiasmo la consigna que lo convocó a la celebración de este 1ro. de Mayo. En Santiago de Cuba, la Avenida de los Desfiles, que desemboca en la Plaza de la Revolución  Mayor General Antonio Maceo Grajales, el desfile duró una hora con  53  minutos. Verdadero concierto de pueblo.
Un mar de carteles  respaldando a Fidel, a Raúl, al socialismo y  los acuerdos del  7. Congreso del Partido Comunista de Cuba; fotos de los máximos líderes de la Revolución, del  Che, de Camilo, del dirigente obrero Lázaro Peña; del mejor amigo de Cuba, Comandante Hugo Chávez Frías.
Consignas condenando el bloqueo y exigiendo la devolución del territorio cubano ocupado por la ilegal Base Naval de Guantánamo.
Banderas cubanas y del 26 de Julio. Niños y niños en los hombros de sus padres, una banderita cubana en sus manos y el rostro alegre, como si viera en ese desfile el preludio de su futuro feliz.
Rostros obreros, campesinos,  de estudiantes; agrupaciones culturales, deportistas. Soldados de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del  Interior. Trabajadores por cuenta propia hombro con hombro de los estatales.
Expresiones solidarias con los hermanos pueblos de Venezuela, Ecuador, Brasil, Bolivia y con todos los trabajadores del mundo.
Esa fuerza de pueblo, colmó la plaza donde se yergue, montado en su caballo, con una mano extendida convocando a seguirlo, el Titán de Bronce, Antonio Maceo, santiaguero que nos enseñó a no hacer nunca pactos indignos con el enemigo y nos legó el principio de que la libertad no se mendiga, se conquista con el filo del machete, porque mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos. Y también, cerca de allí, la imagen del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, de quien heredamos el grito de guerra convertido hoy en convicción de pueblo: ¡Aquí no se rinde nadie!
Juntos dirigentes y pueblo. Juntos civiles y militares, dispuestos siempre a intercambiar sus uniformes según los tiempos sean de paz o de guerra. Unidos jóvenes y viejos contra lo viejo y por lo nuevo. Juntos en el objetivo de continuar construyendo y defendiendo el socialismo. Esa es la realidad cubana que pretenden ignorar los enemigos de nuestra Revolución, condenados a vivir como  tristes perros empeñados en   ladrarle  a la Luna, sin otro futuro que ser cegados por el brillo que ella emite.
Así son en Cuba las celebraciones del Día Internacional de los Trabajadores. Fiesta de trabajo, de compromisos nuevos. Fiesta de los trabajadores de hoy por ellos y por los de mañana.

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