.Orlando
Guevara Núñez
La
constitución del Partido Comunista de Cuba, el 16 de agosto de 1925, marcó un
hito en la historia cubana. Las ideas marxistas, enlazadas con las martianas,
irrumpían con más nitidez y fuerza en el escenario político, pese a la brutal
represión y las calumnias de las clases dominantes, subordinadas en cuerpo y
alma al gobierno imperial de los Estados Unidos.
Un
pequeño grupo de revolucionarios cubanos, entre ellos Carlos Baliño y Julio
Antonio Mella, se dieron cita en La Habana para fundar esta organización. Un
maestro de origen canario, José Miguel Pérez, fue el primer secretario general
del Partido Comunista de Cuba. La lucha por los derechos de los obreros y
campesinos, de la mujer y de la juventud, la labor de los sindicatos y la
difusión de ideología socialista a través de la prensa obrera, fueron objetivos
priorizados por el naciente partido.
La
represión no se hizo esperar. Apenas dos semanas después, Miguel Pérez fue
detenido y repatriado a España, donde
continuó su lucha, estuvo, en 1933, entre los fundadores del Partido Comunista en Islas Canarias y en 1936
luego de ser hecho prisionero, murió fusilado por el gobierno franquista. La
mayoría de los participantes en el evento constitutivo también sufrieron
prisión. Baliño falleció el día antes de
que sería encarcelado, mientras que
Mella, quien había marchado hacia el exilio para, desde México continuar la lucha en Cuba, fue
asesinado, el 10 de enero de 1929, por orden del tirano Gerardo Machado, en
complicidad con la embajada norteamericana en el país
azteca.
La
lucha de los comunistas cubanos se nutre pronto con otros valiosos
revolucionarios, entre quienes figuran Juan Marinello, Rubén Martínez Villena,
Pablo de la Torriente, Antonio Guiteras
y Blas Roca. La figura de Villena
emergió como líder indiscutible de los comunistas cubanos, hasta su temprana
muerte el 16 de enero de 1934, víctima de la tuberculosis. Ya a fines de 1933, había sido propuesto por el propio Villena, y asume la dirección del Partido, Francisco Calderío (Blas Roca) al tiempo que adquieren responsabilidades otros militantes comunistas
destacados, entre ellos Lázaro Peña y Juan Marinello.
En
esa turbulente etapa, otros dirigentes surgirían y fundarían cumpliendo
orientaciones del Partido, en 1939, la Confederación Obrera de Cuba. Allí
estarían Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias,José María Pérez, Ricardo Rodríguez,
Ursinio Rojas y un símbolo de la lucha comunista y obrera en Santiago de Cuba,
Juan Taquechel López. Un destacado intelectual cubano, Carlos Rafael Rodríguez,
brillaría con luz propia entre las filas comunistas.
A
inicios de la década de 1940, el Partido Comunista de Cuba cambia su nombre por
el de Partido Socialista Popular, el que, bajo la dirección de Blas Roca,
permaneció la mayoría del tiempo –más de 20 años- en la clandestinidad,
perseguidos, encarcelados, calumniados y
a veces asesinados sus cuadros y militantes. Hombres de la talla de José María
Pérez, Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias y Paquito Rosales, perdieron la vida,
asesinados, en esos duros años de lucha.
Aunque
durante muchos años el Partido
Socialista Popular no tenía la lucha armada en su programa, en 1958 apoyó este
método, uniéndose al Movimiento Revolucionario 26 de Julio y al Directorio
Revolucionario 13 de Marzo en el empeño de derrocar a la tiranía batistiana.
Muchos de sus cuadros y militantes engrosaron las filas del Ejército
Rebelde.
Al triunfar
la
Revolución, estas organizaciones mantuvieron e incrementaron
sus relaciones de trabajo, pero
permanecieron con sus direcciones independientes. Así estuvieron hasta los primeros meses de 1961. El 16 de
abril de ese propio año, durante el sepelio de las víctimas de los bombardeos
del día anterior a los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños
y Santiago de Cuba, por aviones procedentes de Puerto Cabezas, Nicaragua,
preludio de la invasión de Playa Girón, Fidel Castro proclamó el carácter
socialista de la Revolución.
Ese día el
pueblo, con sus fusiles en alto, juró defender esa Revolución y esas ideas al costo de su propia
vida. En los combates contra la invasión mercenaria –organizada, financiada y
dirigida por la Agencia
Central de Inteligencia y el gobierno de los Estados Unidos- y
a lo largo de todo el país, la movilización convirtió al territorio cubano en
una inexpugnable trinchera. Tomando en cuenta ese simbolismo, expresión de
unidad en la ideología y en la acción, el 16 de abril marca la fecha
conmemorativa de la fundación del Partido Comunista de
Cuba.
Después de ese
acontecimiento histórico, se fraguó la unidad definitiva de las organizaciones
revolucionarias en una sola. El 24 de junio de 1961, tuvo lugar un Pleno del
Comité Nacional del Partido Socialista Popular, donde participaron el Movimiento
Revolucionario 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo. En gesto
altruista y de hondo contenido patriótico, Blas Roca, quien durante 27 años
había dirigido el Partido Socialista Popular, puso en manos de Fidel el cargo de
Secretario General, de forma simbólica, pues minutos después se adoptaría el
acuerdo de disolver ese organismo, para facilitar el proceso de unidad ya
concebido. Igual decisión adoptaron las otras dos organizaciones
revolucionarias.
Quedaban
así unidas las tres principales fuerzas
en una sola: las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). “Cuando Blas
entregó a Fidel la bandera, había, por lo menos, no uno, sino dos magníficos
abanderados disponibles: estaba Raúl y estaba el Che. Con abanderados de tal
firmeza, podría caer en combate el abanderado, pero jamás caerá la
bandera”. Así lo afirmaría el compañero
Jorge Risquet Valdés. Esa definitiva unión, fue posible por el prestigio, la
visión, el espíritu unitario y la capacidad organizativa del Comandante en Jefe
Fidel Castro.
Comenzó entonces
el proceso de estructuración en los distintos niveles y la creación de los
Núcleos Revolucionarios Activos de las ORI. El 8 de marzo de 1962, fue
oficialmente constituida la Dirección Nacional de las ORI. El 22 de ese propio
mes, se dio a conocer que el nuevo organismo
designó a Fidel Castro como su Secretario General y a Raúl Castro Segundo
Secretario, al tiempo que Blas Roca asumía la dirección del periódico Hoy, hasta entonces órgano del Partido
Socialista Popular.
El 26 de marzo
de ese mismo año, el compañero Fidel hizo pública una severa crítica a los
métodos sectarios de las ORI. Expuso, al mismo tiempo, las vías para dejar atrás
esos errores y para construir una nueva
organización, con métodos nuevos, donde serían las masas las que elegirían de su
seno a los mejores trabajadores, cantera que nutriría a las organizaciones de
base con militantes ejemplares, respaldados por su actitud intachable y su prestigio y autoridad ante sus
compañeros.
De esa forma
comenzó la reestructuración de las ORI y la construcción de nuestro Partido
dirigente, el Partido Unido de la Revolución
Socialista de Cuba (PURSC) el que tuvo también a Fidel y Raùl
como sus principales dirigentes. Ese partido cambió su nombre, el 3 de octubre de 1965, por
el que lo identifica hoy –el nombre más honroso, al decir de Fidel-: Partido
Comunista de Cuba.
Es ese el
Partido de los comunistas y de todo el pueblo cubano. El Partido que nos ha
conducido en las batallas y las victorias, el que nos ha educado en el espíritu
de resistencia, el mismo que inicia hoy, 16 de abril, en la capital cubana, su 7. Congreso
para trazarnos nuevas tareas que hagan
más fuerte, próspero y sostenible nuestro socialismo. El único Partido que
queremos y necesitamos. El Partido que para su honra y dicha cuenta en este
Congreso, como delegados, con sus dos principales fundadores y guías: Fidel y
Raúl.
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