La guerra económica contra Cuba
La Revolución cubana, desde el mismo día del triunfo, se trazó la tarea de iniciar el proceso transformador que, además de la libertad, le diera al pueblo la posibilidad de erradicar los males políticos, económicos y sociales que lo agobiaban.
Pero las adversidades no se limitaban a los escasos
recursos financieros existentes, a lo que
se sumaban la carencia de personal calificado, la inadecuada estructura
económica y la dependencia de los monopolios extranjeros.
Muy pronto se levantó frente a la Revolución un
obstáculo mayor. El gobierno de los Estados Unidos se propuso destruirla por
cualquier vía. Y no fueron intenciones ocultas. El maridaje entre ese gobierno
y los explotadores y asesinos expulsados de Cuba el 1ro. de enero de 1959, no se hizo esperar.
Una de las armas que creyeron infalible para ese propósito fue el bloqueo
económico, financiero y comercial. En fecha tan
tempana como el 17 de marzo de
1960 se propuso por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y se aprobó por el
presidente Eisenhower, el titulado Programa de acción encubierta contra el
régimen de Castro.
Ellos mismos definieron el propósito: “ Provocar la
sustitución del régimen de Castro por uno que responda mejor a los verdaderos
intereses del pueblo cubano y sea más aceptable para los Estados Unidos
(…) En esencia, el método para lograr
este fin consistirá en incitar y apoyar, y en lo posible, dirigir la acción,
dentro y fuera de Cuba (…) Antes de que
el programa de acción encubierta haya cumplido su objetivo, se hará todo lo
posible por ejecutarlo de tal forma que la capacidad de actuación de los
Estados Unidos aumente progresivamente en caso de una crisis”.
Al mes siguiente de esa aprobación, el Subsecretario de Estado Adjunto para los
Asuntos Interamericanos, Lester Dewitrt Mallory, expresaría en una reunión
encabezada por el Presidente: El único
medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la
Revolución, es a través del desencanto y el desaliento, basados en la
insatisfacción y las dificultades económicas (…) Debe utilizarse prontamente
cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle
dinero y suministros a Cuba (…) Una
línea de acción que tuviera el mayor impacto es negarle dinero y suministros a
Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre,
desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Con esas sucias cartas jugaron. El problema en matar
al pueblo cubano de hambre o enfermedades, o rendirlo por temor. Esa aspiración
criminal está cumpliendo también cinco décadas y media. Y todos los gobiernos estadounidenses, desde
Eisenhower hasta Obama, junto a la mafia contrarrevolucionaria allí concentrada
y apoyada, siguen albergando el mismo sueño, aunque sigan siendo eternos
canes ladrándole a la Luna.
El 3 de enero de 1961 el gobierno de los Estados
Unidos rompió sus relaciones con Cuba. Y el 3 de febrero de 1962, el entonces
presidente Kennedy oficializó, con su firma, el bloqueo a Cuba.
Poco a poco, pero de forma ininterrumpida, se fueron
implantando las medidas de ese bloqueo ilegal, criminal y violatorio de todas
las normas morales y jurídicas relacionadas con este tema. Eliminación de la
cuota azucarera –principal renglón
cubano de exportación entonces-; suspensión del petróleo; prohibición del
comercio. No pocos analistas norteamericanos calcularon que bastarían esas
medidas para que el Gobierno Revolucionario cubano durara apenas unas semanas.
Pero el pueblo cubano resistió. Y no solo resistió,
sino que continuó avanzando en su empeño de desarrollar la economía y resolver
los graves problemas en que lo habían sumido los gobiernos anteriores.
Esta guerra, el enemigo la llevó no solo al terreno
económico. En marzo de 1960, por ejemplo, se produjo la explosión en La Habana,
del vapor francés La Coubre, que traía armas para que el pueblo pudiera
defenderse. Ese sabotaje imperialista costó a Cuba más de un centenar de vidas.
En 1961, se produjo la invasión mercenaria por Playa Girón, organizada,
financiada, entrenada y dirigida por el gobierno norteamericano y derrotada en
menos de 72 horas. Y durante la Crisis de Octubre de 1962, frente a una amenaza
de exterminio nuclear, nuestro pueblo fue capaz de preservar su vida
precisamente fue capaz de arriesgarla.
Entre 1961 y 1965, mediante idéntico apoyo, 295
bandas contrarrevolucionarias armadas, con unos 3 000 mercenarios, derrotados
también por el pueblo cubano.
El bloqueo sigue hoy vigente y, además, recrudecido.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, hace pocos días, volvió a condenar
esa arbitraria medida unilateral del gobierno de los Estados Unidos, acompañado
solo de otro gobierno agresor, el de Israel.
Los daños a nuestro pueblo han sido cuantiosos y
sobrepasan ya el millón de millones de
pesos de pérdidas. El sufrimiento del pueblo ha sido grande y lo sigue siendo.
En lo que se equivocaron y se siguen equivocando los imperialistas y sus
cómplices, es en creer que ese sufrimiento y esas carencias provocarían el debilitamiento del apoyo del pueblo a la
Revolución y la derrota de su gobierno revolucionario.
Hoy, a casi 55 años de la victoria del 1ro. de enero
de 1959, Cuba se yergue victoriosa y navega hacia un futuro mejor, construido y
defendido por su pueblo. Y quienes pretendieron eliminarnos, nos siguen mirando con odio, pero seguros de que una
agresión a nuestro país, tendría para
ellos un costo, sencillamente, impagable.
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