Orlando Guevara Núñez
Este sentimiento latinoamericanista de José Martí está contenido en una carta por él escrita a su amigo venezolano Fausto Teodoro de Aldrey, firmada en Caracas, el 27 de julio de 1881. En la misma epístola, el Héroe Nacional cubano expresa otras palabras muy conocidas por los cubanos y otras latitudes: Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo. El párrafo íntegro: “De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, esta es la cuna; ni hay para labios dulces copa amarga; ni el áspid muerde en pechos varoniles; ni de su cuna reniegan hijos fieles. Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo”. Martí no pudo despedirse personalmente de su amigo por la premura de la salida, conocida por él un día antes. Así lo explica en su párrafo inicial: “Mañana dejo a Venezuela y me vuelvo camino a Nueva York. Con tal premura he resuelto este viaje, que ni el tiempo me alcanza a estrechar, antes de irme, las manos nobles que en esta ciudad se me han tendido” (…) Martí informó a su amigo Fausto Teodoro de Aldrey que, con su partida, dejaba de existir la Revista Venezolana, por él fundada y dirigida, de la cual llegaron a editarse solo dos números. En realidad, su partida no fue idea suya, sino decisión del presidente de Venezuela, enojado ante un artículo de Martí publicado en la mencionada revista, alabando al fallecido intelectual de ese país, Cecilio Acosta, contrario del gobierno. “Queda también, por tanto,- escribe en igual misiva- suspendido el cobro de la primera mensualidad: nada cobro, ni podrá cobrar nadie en mi nombre, por ella (…) Cedo alegre, como quien cede hijos honrados, esos inquietos pensamientos míos, a los que han sido capaces de estimármelos. Como que aflige cobrar por lo que se piensa; y más si, cuando se piensa, se ama”. Martí parte de Venezuela apesadumbrado. Pero con aliento para proseguir la lucha.
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