lunes, 28 de octubre de 2019

Camilo, memorias sobre una serenata




.Orlando Guevara Núñez

Un día, buscando conocer más de cerca la dimensión humana y revolucionaria de Camilo Cienfuegos, acudí  a una persona con posibilidades y autoridad para  describir  esa imagen. Y accedió con gusto a la conversación de la cual quedó testimonio en las páginas del periódico Granma.
Se trataba del capitán Lázaro Soltura, combatiente junto a él en la Sierra Maestra, y ayudante del héroe luego del triunfo de la Revolución.
Me hizo anécdotas sobre el Camilo guerrillero, sobre su carácter alegre, bromista, su fidelidad a Fidel, sus interminables jornadas de trabajo ya liberado el país. Y los últimos momentos antes de salir para Camagüey, viaje del cual no pudo regresar.
Muchas de esas historias son ya conocidas. Por eso escojo solo una, reveladora de su personalidad, más allá de sus dotes militares y sus hazañas guerrilleras.
Estaban en la Sierra Maestra. Y  explica Lázaro que una visita de un norteamericano a las montañas, coincidía con el cumpleaños de Fidel. El visitante le obsequió al Jefe de la Revolución  tabacos y unas botellas de whisky. Y desde ese mismo momento, Camilo comenzó a planear cómo “compartir el homenaje”.
Afirmó que un primer paso fue argumentarle al jefe que no debía consumir esos regalos, por un problema de seguridad. El plan falló, al obtener la respuesta de que había confianza en que nada malo sucedería.
Pero Camilo no se dio por vencido. Y trazó otra “estrategia”. Fue entonces que por la noche, un dúo integrado por el mismo Camilo y Lázaro, ofreció una serenata a Fidel. Contó el testimoniante que al poco rato, Fidel se levantó y salió. En sus manos, los tabacos y el whisky. Y al ofrecerlos al “cantante”  solo le dijo: “Camilo, te saliste con la tuya”. Y la verdadera fiesta fue después de la serenata.    

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