Por MSc Rubén
Ramos Mosquera
Presidente de la Filial Provincial de la SCJM
El pensamiento, ejemplo y sabiduría de nuestro
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, nos continúan acompañando y convocando a la estructuración de la
personalidad de nuestros hijos y nietos en la raíz de la espiritualidad, en la convicción profunda y vocación de estar del
lado de la justicia, el deber y el bienestar integral del ser humano.
Ante
situaciones adversas como las que vivimos y las pretensiones de otros de
neutralizar totalmente
la vocación revolucionaria, el desinterés, el altruismo, la solidaridad y el
heroísmo, que caracterizan a la gran mayoría de los cubanos y cubanas, no podemos perder de vista la
ética de la vida que hemos heredado
de nuestros padres fundadores, aquella que expresa las tradiciones, cultura del
pueblo, la unidad y continuidad
nacional.
En esta
propuesta de la ética de la vida
comprendemos que las transformaciones esenciales que se han iniciado para la
implementación del nuevo modelo económico y social cubano, no son posibles al
margen de las modificaciones necesarias de la conciencia y la conducta de los
sujetos que han de llevar a cabo los cambios y la continuidad.
Tengamos
siempre presente que la Revolución Cubana fue concebida como obra de
participación popular “por el pueblo, con el pueblo y para el pueblo” con la
utopía de “con todos y para el bien de todos”, y para eso es necesario
continuar impregnando a nuestros niños, niñas y jóvenes de espiritualidad, educarlos en profundos sentimientos humanos, de justicia,
solidaridad y civilismo, conducirlos con la crítica y el estímulo oportuno al
encuentro con su propia naturaleza y mejoramiento humano; enseñarlos a
trabajar, a andar, estudiar, a ser fuerte, bueno, inteligente y aseado para que
sean hermosos como lo soñaba Martí y esa impostergable tarea no se la debemos
dejar sólo a las instituciones escolares, la familia desempeña un roll
insustituible en la educación de las generaciones; ese ha sido nuestro mayor
aporte al movimiento universal, impulsándolo por el camino de la justicia, el
sentido del decoro, de la dignidad y la armonía. Es el ejemplo que hemos dado
al mundo y que no podemos descuidar por ninguna adversidad como garantía de la
continuidad de la Revolución Cubana, es la honra mayor que espera de nosotros
el artífice mayor de esta gran obra, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro
Ruz.
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