:Orlando Guevara Núñez
Aún hoy, cuando de crítica hablamos,
existen diferencias en la interpretación sobre su contenido. En su época, Martí
supo definir un contenido que sitúa a la crítica en su justo medio. He aquí sus
conceptos:
“Crítica es el ejercicio del criterio.
Destruye los ídolos falsos, pero conserva en todo su fulgor a los dioses
verdaderos. Criticar, no es morder, ni tenacear, ni clavar en la áspera picota,
no es consagrarse impíamente a escudriñar con miradas avaras en la obra bella
los lunares y las manchas que la afean; es señalar con noble intento el lunar
negro, y desvanecer con mano piadosa la sombra que oscurece la obra bella.
Criticar es amar: y aunque no lo fuera, no está en que iniciemos época
favorable a la agitación
y dura crítica; que en las horas de
riesgo y de combate, cuando las penas de la lucha vienen y tintan el ánimo
sereno, cuando no sobre firme tierra sino sobre arena movilísima, fresca a
trechos y oscura, descansa el pie agitado, es ley suprema, urgente y salvadora
la hermosa ley de amar”
Partiendo de ese mismo concepto,
expresa al inicio: “A hacer crítica de los dramas de D. José de Echegaray se
dice que he salido a esta tribuna. A hacer crítica viniera y no justicia, si
por crítica debiera de entenderse ese
mezquino afán de hallar defectos, ese celo del
ajeno bien, ese placer del mal ajeno, huéspedes ciertamente indignos de
pechos generosos”.
Estas consideraciones, aparecen en
unos apuntes de José Martí para su discurso en el Liceo Artístico y Literario de Guanabacoa,
pronunciado el 21 de junio de 1879, sobre la obra dramática de José de
Echegaray.
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