viernes, 18 de enero de 2019

Hay ofensas que honran




.Orlando Guevara Núñez

El gobierno de los Estados, encabezado por su presidente, y acompañado por su jauría de millonarios, no se cansa de injuriar a Cuba, de ofenderla y amenazarla. El desgastado tema de la democracia y de los derechos humanos, se toma, retoma, se recrudece, sin encontrar, siquiera, un argumento nuevo, sencillamente porque no existe.
Nos llaman, por ejemplo, comunistas, creyendo que nos ofenden. El nombre de comunista, para los cubanos, es una honra. Solo lo ven como deshonra los enemigos de la verdadera democracia y los verdaderos derechos humanos. Es aborrecible para los opresores, para los explotadores, para los saqueadores, para los millonarios, para los corruptos, para los reales enemigos de los pueblos.
Por eso esa pretendida ofensa es una prueba de  la fortaleza de la Revolución. Porque ser odiados por el imperialismo norteamericano es una contundente prueba de que somos libres, soberanos, de que no estamos subordinados a su política agresora, ni permitimos chantajes de ningún tipo.
Los elogios yanquis están reservados para gobiernos genocidas como el de Israel, para clonados de Trump, como Balsonaro. Para gobiernos expoliadores de sus propios pueblos, como los de Argentina, Brasil, Colombia, y otros que le hacen el juego a los intereses de los ricos contra los pobres, de las oligarquías contra los pueblos.
Antes del triunfo de la Revolución cubana, todos los gobiernos, sumisos al Norte revuelto y brutal que nos desprecia, al decir de José Martí, eran elogiados por los gobiernos yanquis. Padecimos de feroces dictaduras, pero para ellos, eran “honorables personas”. Entonces Cuba no estaba bloqueada, ni se veía como una “amenaza para la seguridad de  los Estados Unidos”.
Así, recibir elogios del imperio norteamericano, es un índice  de que se está actuando contra la libertad, la independencia, contra los intereses de los pueblos. Recibir ofensas, significa lo contrario, como son los casos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Por eso, las ofensas imperiales nos indican que vamos bien. Ofensas que nos honran.

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