.Orlando Guevara Núñez
En búsqueda de ejemplos de abnegados y
capaces profesionales de la medicina cubana, quienes al ejercicio de su
profesión unieron la lucha por la libertad e independencia patria, desde
las contiendas del siglo XIX hasta la que concluyó con el triunfo
revolucionario del 1ro. de enero de 1959, encontramos un pequeño texto titulado
Médicos combatientes, cuyo autor es el angiólogo
santiaguero Roberto Fong Sorribes.
De la primera etapa el citado texto reseña la vida
de doctores como Miguel Bravo Sentíes, cirujano, quien fuera secretario
y médico de Carlos Manuel de Céspedes. Combatió junto a Máximo Gómez. Fue
general de brigada; Ramón Luis Miranda Torres, cirujano y forense,
último médico de José Martí; Federico Icháustegui Cabrera, combatiente
del 68 y del 95, general del Ejército Mambí.
Antonio L. Luaces Iraola, médico
insurrecto, peleó junto a Ignacio Agramonte y Máximo Gómez, hecho prisionero,
fusilado por los españoles, al no aceptar pasarse a ellos; Sebastián Amábile
Correa, médico cirujano, se sumó en 1869 a la guerra, murió en combate ese
mismo año. Sobre él escribió Martí: “Llame usted vil a quien no llore
por Sebastián Amábile”; Eduardo Agramonte Piña, médico cirujano, se
incorporó desde el inicio a la guerra del 68, instrumentó los toques de
cornetas mambises, cayó en combate en 1872, en Camagüey; Eusebio
Hernández Pérez, gineco obstetra combatió en la Guerra Chiquita y en
la del 95.
En Médicos combatientes, Fong Sorribes
inscribe también los nombres de Fermín Valdés Domínguez Quintanó,
médico cirujano, amigo entrañable de José Martí. En la guerra de 1895 combatió
junto a José Maceo y Máximo Gómez, alcanzó los grados de coronel; Tomás
Padró Sánchez Griñán, doctor en farmacia, combatió en las tres guerras de
independencia, general de brigada, alcalde de Santiago de Cuba en 1900; Ambrosio
Grillo Portuondo, patriota de larga trayectoria, fundó la primera Liga
antituberculosa, gestor de varias obras sociales en Santiago de Cuba; Joaquín
Castillo Duany, médico cirujano, peleó en la guerra de 1895, ayudó a
organizar varias expediciones mambisas.
Otros médicos combatientes, Pedro Betancourt Dávalos,
médico cirujano, combatió durante la gesta de 1895, fue jefe de una División en
Matanzas, provincia de la cual fue gobernador después de concluir la guerra; Eugenio
Molitet Amorós, doctor en farmacia, fue a la manigua en 1895, peleó
junto a Máximo Gómez, fue general de brigada; Eugenio Sánchez Agramonte,
doctor en medicina, en 1895 se unió a las fuerzas de Máximo Gómez, fue
jefe de Sanidad Militar, general de brigada. Juan Bruno Zayas Alfonso, graduado
en medicina, combatió en la guerra de 1895,junto a Gómez y de Maceo, quien lo propuso
como general, cayó en combate el 30 de julio de 1896, a los 29 años de edad.
Se suman a los mencionados en el libro de Fong
Sorribes, Porfirio Valiente del Monte, cirujano, se incorporó, en 1895 a
la tropa de José Maceo, luego a la de Calixto García; Manuel Alfonso Seijas,
médico, peleó en la guerra de 1895, fue general de brigada; Hugo Roberts
Fernández, médico personal y del Estado Mayor de Antonio Maceo en 1895,
general de brigada; Oscar Primelles Cisneros, médico cirujano, cayó en
combate en Camagüey, en diciembre de 1895, teniente coronel: Daniel Gispert
García, médico cirujano, en 1895 peleó junto a Serafín Sánchez y otros
jefes rebeldes ,coronel; Benigno Souza Rodríguez, de estudiante, conoce
a Maceo y a Gómez en la manigua, con quienes su familia colabora, escribió
valiosos textos sobre las luchas independentistas.
Otros profesionales de la medicina, cuya vida se
sintetiza en Médicos combatientes, pero ya con el siglo XX
como escenario, son Gustavo Aldereguía Lima, tisiólogo, militante revolucionario
que luchó junto a Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena, de quien fue
médico, publicó varias obras científicas, tras el triunfo de enero, fue
embajador cubano en Yugoslavia; Mario Muñoz Monroy, revolucionario
de larga trayectoria junto a Fidel Castro, asaltante al Cuartel Moncada,
médico del grupo atacante, primer asesinado el mismo 26 de julio de 1953,
día en que cumplía 41 años de edad. Miguel D´Alexandro Bode,
dermatólogo, revolucionario desde su juventud, militó en las filas del Movimiento
Revolucionario 26 de Julio, combatiente del 30 de noviembre, fundador de la
Escuela de Medicina santiaguera. Vicente de la O Gutiérrez, se
especializó en neumotisiología, combatiente del Ejército Rebelde, integró la
Columna Invasora del Che, terminó la guerra con el grado de capitán,
luego ascendido a Comandante.
Cierran la lista de médicos combatientes incluidos en el
pequeño libro de Roberto Fong, Julio Martínez Páez, ortopédico,
combatiente clandestino y del Ejército Rebelde como jefe de Sanidad Militar,
comandante, Ministro de Salud Pública, escribió varios trabajos científicos. Carlos
Mirabal Bahr, neumotisiólogo, combatiente del 30 de noviembre, fue Decano
de la Facultad de Medicina, escribió varios trabajos científicos. Faustino
Pérez Hernández, conocido revolucionario en la clandestinidad y en la
Sierra Maestra, expedicionario del Granma, comandante del Ejército Rebelde,
dedicó su vida a la Revolución hasta su muerte. René Vallejo Ortiz, médico
revolucionario, comandante del Ejército Rebelde, laboró junto a Fidel varios
años. Ernesto Guevara de la Serna, médico, jefe de Sanidad del Granma,
primer ascendido a comandante por Fidel en la Sierra Maestra y jefe de la
primera columna nacida de la Columna 1 de Fidel –la 4-, luego jefe de la
Columna Invasora Nro. 8, “Ciro Redondo”. Ejemplar revolucionario cuya vida y
obra se sintetiza en una sola palabra: Che. Manuel Fajardo Rivero,
médico combatiente de la Sierra Maestra y del IV Frente Simón Bolívar.
Comandante del Ejército Rebelde. Cayó el 30 de noviembre de 1960 combatiendo a
las bandas contrarrevolucionarias.
Estos son los homenajeados en el pequeño libro Médicos
combatientes, de Roberto Fong Sorribes. En otros dos textos publicados,
el autor hurga en la vida y obra de varios más. En médicos
ilustres de Santiago de Cuba aparecen 30, mientras que en Médicos
latinoamericanos, se insertan 73. Muchos nombres faltan, sobre
todo de la etapa republicana y de la gesta contra la dictadura batistiana. Un
nuevo empeño del autor, se propone, en lo posible, saldar la deuda de divulgar
la vida y obra de ellos, para que las nuevas generaciones, que aspiran a
ascender su copa, desciendan primero a sus raíces.
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