.Orlando Guevara Núñez
Cuando triunfó la Revolución cubana, el 1ro. de
enero de 1959, el país tenía un sistema de salud deplorable. La tasa de
mortalidad infantil andaba alrededor de los 60 fallecidos por cada mil nacidos
vivos, al tiempo que la esperanza de vida no llegaba a los 60 años. Hoy la
referida tasa está por debajo de cinco, y los cubanos tenemos unos 78 años en
las expectativas de existencia.
Varias enfermedades no transmisibles, que causaban
miles de decesos cada año, han sido erradicadas, y el total de nuestra
población infantil está inmunizada contra varias enfermedades que siguen
cobrando vidas incluso en países desarrollados.
En 1958, Cuba contaba con solo unos 6 000 médicos, de los
cuales la mitad, estimulados por el gobierno de los Estados Unidos, abandonaron
el país. La medicina era una mercancía y
el paciente un cliente.
Pero la obra de la Revolución para garantizar a los
cubanos el más sagrado de los derechos humanos, el de la vida, ha sido una verdadera
proeza que trasciende fronteras.
Hasta el cierre de 2015, en Cuba se han formado 151 783 médicos, además de 23 730 en
estomatología, 81 922 en licenciatura en
enfermería, 79 812 graduados en
tecnología de la salud, y 2 999 en psicología
de la salud, para un gran total de 340 246
especialistas y técnicos quienes sustentan un sistema que llega a toda la
población, de forma gratuita.
Pero Cuba se ha preocupado no solo por la salud de
sus habitantes. Así lo definió Fidel: “Ese es un principio sagrado de la
Revolución; eso es lo que nosotros llamamos internacionalismo, porque
consideramos que todos los pueblos somos hermanos y antes que la Patria está la
humanidad”.
Siguiendo ese postulado fidelista, decenas de miles
de médicos y otros profesionales de la salud han prestado y prestan servicios
en decenas de países, donde han ofrecido más de
1 500 000 000 de consultas, han salvado más de 6,5 millones de vidas,
han asistido más de 2,9 millones de
partos y sobre pasan los 10 000 000 de intervenciones quirúrgicas.
En Cuba se han graduado en Ciencias Médicas 34 205
extranjeros, al tiempo que mediante la Operación Milagro se han realizado 2 861 438 intervenciones quirúrgicas de han
sacado de las tinieblas a personas, en la mayoría de los casos, sin recursos
para pagar ese servicio.
El personal médico cubano en el exterior se
caracteriza por ir a los lugares más apartados, allí donde mucha gente no había
recibido nunca la visita de un especialista de la salud. Han enfrentado
enfermedades contagiosas, han desafiado el peligro ante terremotos y huracanes, exponiendo su vida para salvar las
de otros, enalteciendo el altruismo, el humanismo y la ética de la medicina
cubana.
Toda esa labor, en medio de un férreo bloqueo que
hasta ahora ha impedido al país obtener medicamentos y equipos, fabricados en
Estados Unidos, útiles para salvar una vida, incluyendo infantil, diagnosticar,
curar o aliviar un mal.
Esa práctica cubana en la salud sigue creciendo, sin
importar distancias geográficas, idiomas, razas, credos religiosos o ideologías
políticas. Un deber que, al decir de nuestro Héroe Nacional, José Martí, los
cubanos cumplimos sencilla y naturalmente.
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