. Orlando Guevara Núñez
Armando Hart Dávalos.
Dirigente nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, compartió con Frank País, en Santiago de
Cuba, los rigores de la lucha clandestina y los preparativos y desarrollo de
las acciones del 30 de noviembre de 1956.
En su libro Aldabonazo, Armando Hart (Jacinto en la clandestinidad) rememora aquellos días de combate.
“En la región oriental, la
unidad de las fuerzas revolucionarias se desempeñaba con autoridad indiscutible
bajo la dirección de Fidel y con la jefatura inmediata de Frank País en el
Llano (…) Oriente asumió a fines de 1956
y a principios de 1957 una autoridad política nacional como no la había desde los tiempos de la
Guerra de 1868. Santiago y la Sierra se convirtieron en la capital de la
Revolución. (102 Pg.)
Sobre este tema afirmaría
también Armando Hart que:
“Tras los sucesos del 30 de
Noviembre, en Santiago de Cuba surgió la idea de organizar nacionalmente el
Movimiento de Resistencia Cívica. Recibió el apoyo de amplios sectores
profesionales, de capas medias de la ciudad y de la gran masa de la población
con una dirigencia compuesta por los elementos más progresistas, bajo la
dirección del 26 de Julio; con posterioridad, se extendió a La Habana”.
“Después del 30 de
Noviembre, se inició en la capital otra etapa, con Combatientes revolucionarios muy activos, quienes se
distinguieron y revelaron
como grandes jefes de acción. Muchos de
ellos fueron mártires de la Revolución, entre otros, Arístides Viera, Pepe
Prieto, Sergio González (el Curita), Gerardo Abreu y Enrique Hart”.
En entrevista compartida con
Haydée y Vilma, publicada por el periódico Hoy en 1963 y reproducida por Granma
el 29 de noviembre de 2006, Hart señala:
“Hay que decir que el
espíritu revolucionario de Santiago era algo extraordinario. Vivíamos allí sin
problemas. Nos paseábamos por las calles y
aún después del 30 de noviembre… y más aún, después de caer presos”.
(…) “Pasamos varios sustos.
Uno de ellos se produjo cuando Haydée y yo regresábamos de tratar de conseguir
una casa para trasladar las armas. Haydée se quedó en la acera de enfrente
mientras yo tocaba la puerta del Cuartel. (Se refiere al cuartel general de los
revolucionarios) Entonces los vecinos de los altos creyeron que quien tocaba la
puerta era la policía y pusieron sobre aviso a Frank y
demás compañeros. Haydée, desde enfrente, les hacía señas de que
abrieran e interpretaron que quería decirles que era la policía. Por poco el
propio Frank me dispara”.
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