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Orlando Guevara Núñez
Después
de su aplastante derrota en Playa Girón, el gobierno norteamericano, con su
presidente Kennedy a la cabeza, hizo un detallado análisis sobre las causas del
fracaso. Y de ese examen nació otro engendro imperial anticubano: el Proyecto
Cuba, conocido después como Operación Mangosta.
Desde
noviembre de 1961, comenzaron, en los niveles de mando superiores yanquis, los
preparativos, fijándose fechas para
tener todas las propuestas del plan subversivo. La decisión era tan clara como
macabra: utilizar todos los recursos necesarios para destruir la Revolución.
Para
sus propósitos, el gobierno designó cientos de agentes y colaboradores, dentro
y fuera del territorio cubano, aprobando un presupuesto de 50 millones de
dólares al año. El 18 de enero de 1962, el presidente Kennedy aprobaba el
Proyecto Cuba. Un postulado definía las aspiraciones: “Ayudar a los contrarrevolucionarios cubanos
a derrocar al gobierno desde dentro e instaurar un nuevo gobierno con el que EU
pueda tener relaciones amistosas”.
Todo quedó planificado: creación de un Movimiento de acción política interno fuerte;
guerra económica que estrangulara al país; Operaciones sicologicas, creación de
grupos de sabotajes y realización de acciones terroristas. Formación de bandas guerrilleras; la difusión por el
mundo de que el pueblo cubano repudiaba a la Revolución y reclutamiento de
cómplices para ese fin.
Todo
ello hasta llegar a lo que llamaron el “momento climático”, propicio para el
apoyo militar, es decir, la intervención en Cuba.
Hoy,
mediante documentos desclasificados por el gobierno de los Estados Unidos, se
conoce que el plan agresivo incluyó 32 tareas; de inteligencia (4); políticas
(6); económicas (13); psicológicas (4) y militares (5).
Recuérdese
que el 3 de febrero de 1962, Kennedy firmó el bloqueo económico, comercial y
financiero que aún está en pie. Y que ese mismo año, a fines de enero, se había
producido la expulsión de Cuba de la OEA, cómplice e instrumento de las
agresiones anticubanas. Todos creyeron que este pequeño país, cuyas
exportaciones en más de un 60 por ciento y las importaciones en un 80 por
ciento dependían de Estados Unidos, con alta subordinación de su tecnología
y materias primas, no podría resistir aquel embate.
“La solución del problema cubano tiene máxima
prioridad en el gobierno de los Estados Unidos, todo lo demás es secundario. No
debe escatimarse ni tiempo, ni dinero, ni esfuerzo, ni fuerza humana.(…) “el capítulo final sobre Cuba no ha sido
escrito. Tiene que hacerse y se hará”
Así lo había definido Kennedy.
Tanto
se creyeron sus propias mentiras y posibilidades de éxito, y tanto subestimaron
la fuerza de la Revolución, que elaboraron una cronología de acciones que
cuminarían con la desaparición de esta en solo ocho meses.
Marzo de 1962: Como fase
inicial se produciría la infiltración de agentes para preparar condiciones y
evaluar el proceso, principalmente en las 20 zonas priorizadas dentro del país.
Abril l-julio de
1962: En
esta fase proseguiría la infiltración de agentes, se incrementarían las
transmisiones radiales hacia Cuba para sembrar descontento y e incentivar la
contrarrevolucion; se dedicaría esfuerzo para organizar y unificar a los grupos internos, bajo la jefatura de la
CIA; incremento de los sabotajes.
Agosto de 1962: Se llamaría a
la resistencia pasiva en centros de trabajo, al boicot a la producción. Formación de grupos paramilitares. Bandas en
áreas clave de las montañas.Distribución de documentos falsos para confundir al
pueblo y virarlo contra la Revolución. Provocar conflictos entre y en las
instituciones estatales. Reclutamiento de mercenarios en América Latina y otras
naciones. Creación del denominado Batallón Martí, con la participación de
mercenarios, incluso europeos.d
Operaciones contra dirigentes cubanos y liberación de presos
contrarrevolucionarios. Bloqueo de la
ayuda del campo socialista a Cuba.Sabotajes contra el transporte aéreo,
destrucción de mercancías en almacenes, acciones contra técnicos extranjeros,
socialistas, en Cuba.
Septiembre de 1962: Antesala
del golpe final. Sabotajes contra el transporte aéreo, terrestre y las
comunicaciones.
Octubre de 1962:
Mes
en que tendría lugar el golpe definitivo, la destrucción de la Revolución,
desde dentro y con apoyo exterior. Desarrollo de una huelga general,
demostraciones contra la Revolución, rebelión
interna para derrocar a la Revolución. Formación de un gobierno
provisional, ayuda directa de América Latina y de los Estados Unidos. O lo que
es lo mismo: intervención militar en Cuba.
Lo
que no fue incluido en los planes del gobierno norteamericano, fue la fortaleza
del gobierno cubano, basada en la aplastante mayoría del pueblo que defendía la
Revolución no solo con la palabra, sino también con las armas. Lo que
concibieron como sueño dorado, les resultó una pesadilla que todavía, después
de más de medio siglo, sigue martillándoles la memoria.
En
el mismo mes que estaba programado el
sepelio de la Revolución, sucedió otro hecho no vislumbrado por los enemigos de
Cuba en la Operación Mangosta: la Crisis del Caribe o Crisis de Octubre,
surgida a raíz de la instalación de los cohetes soviéticos en Cuba. El sepelio
cambió de muerto y de dolientes, pues Mangosta llegó a su fin. Y la Revolución
cubana sumó, aunque a un elevado costo, otra victoria.
Quienes
se sientan motivados al estudio sobre este episodio, bochornoso para los
Estados Unidos y glorioso para Cuba, pueden tener una certera documentación en
dos textos basados no solo en las consideraciones cubanas, sino en los
documentos desclasificados por el gobierno agresor. La CIA contra Cuba, de Andrés Valdés-Dapena,
publicado en 2002, y Bloqueo, el asedio económico más prolongado
de la historia (2004), del autor Andrés Zaldívar Diéguez.
Ambos
textos-aunque no únicos- son fuentes de ilustración y denuncia sobre tan abominable crimen. Algún día, cuando el
tiempo ceda el paso a otras desclasificaciones, podrán escribirse sismilares
texto, no solo sobre Cuba, sino sobre otras naciones hermanas donde se han
posado y se posan los tentáculos del pulpo imperial norteamericano.
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