.Orlando Guevara Núñez
Entre
los asaltantes al Moncada asesinados el 26 de julio de 1953 estuvo el joven Boris Luis Santa Coloma. Fue
valiente en la vida y con valor enfrentó la muerte.
Al
producirse el golpe de estado del 10 de
marzo de 1952, estuvo entre los jóvenes que solicitaron armas para enfrentar al
usurpador del poder. Y a menos de un mes de ese zarpazo, envió una carta a
Fulgencio Batista, emplazándolo ante la negativa de visitar “Kuquine”, residencia del tirano, para
compararla con “La Chata”, mansión del expresidente Prío, y saber cuál le había
costado más al pueblo.
“Debo
hacerle la historia- expresó en esa comunicación- se publicó y se sigue
publicando mucho sobre “La Chata”, pues considero que si los turistas deben ver
el Palacio de los Prío, también tiene justificación que vean los palacetes
de nuestros “grandes hombres”. “Le repito que ví La “Chata” y es una maravilla, pero no puedo comparar, y
menos decir ¡cuál nos costó más!, pues esta es la misión de los periodistas,
los hechos reales, no ficticios”. La
denuncia iba acompañada de su nombre y su dirección particular.
Nacido
en San Nicolás de Bari, La Habana, no había cumplido los 25 años de edad cuando
ofrendó su vida por la libertad cubana.
Se
conoce que luego del asalto fue hecho prisionero y torturado hasta la muerte.
Pero los esbirros no pudieron doblegar su
valentía. Se sabe que abofeteó a sus torturadores, hasta que lo ataron
de pies y manos y aún así no acallaron su
voz, hasta masacrar su cuerpo y
dejarlo sin vida. Luego, su cadáver apareció en las cercanías de la
Granjita Siboney – desde donde habían partido los asaltantes- haciéndolo
aparecer como muerto en combate.
Uno
de los momentos más dramáticos del juicio sobre los hechos del 26 de julio de
1953, fue cuando la novia de Boris Luis, la también moncadista Haydée
Santamaría, relató cómo los esbirros le habían comunicado la muerte del
combatiente.
“Un
guardia preguntó quién de nosotras era Haydée, le respondí que Haydée era yo,
entonces me pidió que le dijera quién era Boris y le dije que Boris era mi
novio. Le pregunté que dónde lo tenían, me dijo que al lado, en una habitación; le pregunté qué le
habían hecho y lo que me contestaron es lo que yo no quería decir al tribunal
por pudor… me dijeron que le habían extirpado los testículos… y todas las demás
torturas que le habían hecho para hacerlo hablar. Uno de ellos me dijo: “No lo
hemos matado todavía, puedes salvarle la vida, dí quienes son todos los que
están metidos en esto…” Yo le contesté:
“ ¡Si él supo guardar silencio, no voy a traicionarlo ahora, criminales! Rechazaron eso de criminales” . Me
contestaron los guardias que ellos no eran criminales, sino que cumplían con su
deber, que cumplían órdenes… “¿de hombres o de bestias?, les pregunté y me
respondieron:” De nuestro jefe, el coronel Chaviano y de Batista”
Sobre
ese hecho de barbarie, en su alegato La
historia me absolverá, expresaría Fidel Castro:
(…)
Con un ojo humano ensangrentado en las
manos se presentaron un sargento y varios hombres en el calabozo donde se
encontraban las compañeras Melba Hernández y Haydée Santamaría, y dirigiéndose
a la última,mostrándole el ojo, le dijeron: “Este es de tu hermano, si tú no
dices lo que él no quiso decir, le arrancaremos el otro.” Ella, que quería a su valiente hermano por
encima de todas las cosas, les contestó llena de dignidad: “AI ustedes le
arracaron un ojo y él no lo dijo, mucho menos lo diré yo.” Más tarde volvieron y las quemaron en los
brazos con colillas encendidas, hasta que por último, llenos de despecho, le
dijeron nuevamente a la joven Haydée Santamaría: “Ya no tienes novio porque te
lo hemos matado también” Y ella les
contestó imperturbable otra vez: “El no está muerto, porque morir por la patria
es vivir.” Nunca fue puesto en un lugar tan alto de heroísmo y dignidad el
nombre de la mujer cubana”.
Boris
Luis Santa Coloma, fue uno de los integrantes de la Juventud del Centenario que
vino a Santiago de Cuba a ofrendar su sangre y su vida –al decir de Fidel- para
que Martí siguiera viviendo en el alma de la Patria.
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