viernes, 17 de agosto de 2018

Santiago de Cuba, como la vio Pablo de la Torriente Brau




.Orlando Guevara Núñez

Entre los muchos cubanos que han escrito sobre la ciudad de Santiago de Cuba, está Pablo de la Torriente Brau. Hemos seleccionado algunos párrafos de una crónica suya, publicada en la Revista Santiago, de la Universidad de Oriente, ediciones diciembre de 1973 y marzo de 1974, recogida en el libro Santiago de Cuba siglo XX, cronistas y viajeros miran la ciudad, a cargo de los compiladores Rafael Duharte Jiménez y Elizabet Recio Lobaina.
Pablo de la Torriente Brau. Narrador  y periodista cubano. ( 1901 – 1936 ) Revolucionario e internacionalista. Cayó en Majadahonda, España, el 19 de diciembre de 1936, cuando combatía en defensa de la República Española.
“No recuerdo a quién le oí decir que un famoso viajero francés había escrito que en América había muy pocas ciudades interesantes y “distintas” y que una de estas pocas es Santiago de Cuba. Y, en efecto, aun  para el que  como yo tiene infinitos  recuerdos de infancia, Santiago ofrece un aspecto singular. No se parece a ninguna otra ciudad, vista ni imaginada; tiene una tipicidad  grata y simpática: suena distinta la voz de la ciudad, que está pintada con todos los colores del mundo, y al lado de una casa  color añil hay una color naranja” (…)
“Alguna vez un estruendo singular se eleva en los aires; la ciudad se estremece, tiembla… suenas las casas unas contra otras; el pueblo sale a la calle; los niños gritan y lloran; los hombres corren; las mujeres se arrodillan y le rezan a la Virgen de la Caridad (… ) Santiago de Cuba es una ciudad para pintores  gustosos de reproducir calles de escaleras; casas sobre pilares; islitas  con bungalows; ensenadas silenciosas como lagos; puestas de sol inverosímiles; tipos pintorescos; patios con grandes árboles frutecidos; viejos
tejados, balcones y ventanas  de grandes balaustres blancos; callejones retorcidos; aleros desprendidos casi…”
“Pero este espectáculo es para el extranjero interesado sólo en lo exterior; porque si el viajero es de Cuba y algo conoce de nuestra historia, aunque sea poco, Santiago de Cuba toma entonces prestigios aun mayores”.
“Si ninguna ciudad en Cuba posee la rica belleza que Santiago, ninguna tampoco puede aventajarla en interés histórico”. (…)
Luego de hacer una detallada descripción de los principales hechos históricos de Santiago de Cuba y de sus próceres, Pablo de la Torriente incursiona en  la tragedia social de aquella época.
 ¡Parece- escribe- que toda la miseria de Cuba se ha refugiado en Santiago, bella, sucia y pobre como una gitana de feria!...
Aborda tres graves problemas que aquejan a la ciudad: las obras públicas, el sanitario y el de los centros escolares. Y afirma que: “Por los tres hay un movimiento popular que tiene, también resonancia en las capas superiores del comercio y la industria; de manera que puede decirse que en Santiago, con excepción de los militares y algunos funcionarios llamados civiles, dispuestos a “mantener el orden por encima de todas las cosas”, todo el mundo está de acuerdo en que hay que apoyar un movimiento general de rebeldía y demandas, que se le apura hasta las últimas consecuencias, pero que conduzca a soluciones prácticas y no a nuevas promesas demagógicas que nunca se han cumplido”. (…)
“Santiago de Cuba está cansada, ha llegado a ese punto en que siente repugnancia cuando lo oradores políticos hacen su elogio. Está cansada de aguantar y se prepara a exigir, a luchar. Quiere que se le atienda y lo va a conseguir de la única manera que hoy se consiguen las cosas: planteando el problema de fuerza”.
“Ella tiene ya en sus manos la solución y la va a enarbolar. Como el pueblo, el comercio y la industria están de acuerdo, en Santiago se prepara un formidable movimiento de carácter cívico, para obtener acueducto, alcantarillado, calles, carreteras, hospitales y centros de enseñanza (…)
“Y si se deja tomar cuerpo a este movimiento veremos gloriosos episodios. Y nadie sabe cuantas cosas inolvidables veremos si Santiago de Cuba, ahora como antes, lanza su reto de rebelión, y los incontables pueblos abandonados de la isla imitan su ejemplo y se niegan a pagar a quien no hace más que devolver cínicas promesas a cambio del oro del sudor del pueblo”.

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